El fenómeno de la despersonalización
Desde la psiquiatría se lo define como un trastorno mental particular en el cual el sujeto pierde el sentimiento de su propia realidad o del exterior. Pero la despersonalización puede ser vista, desde otro ángulo, como un rasgo cultural del hombre contemporáneo.Sentirse desconectado, disociado, distanciado de los propios procesos mentales o del cuerpo. Vivir experiencias en las cuales se impone la extrañeza consigo mismo. Un estado de ajenidad y de irrealidad respecto del propio yo.Así se describe, desde la psiquiatría, al síndrome de despersonalización que sufren algunas personas, un cuadro que puede estar inducido por intoxicaciones o ciertas psicosis agudas.Se cree que esta perdida de la conciencia de sí mismo, que genera la sensación de dislocación interior o de estar viviendo en un estado onírico, se puede experimentar cuando alguien se ve atrapado en una en una situación extremadamente peligrosa.Es decir el trastorno encuentra un caldo de cultivo en experiencias que amenazan la vida, como guerras, accidentes, desastres naturales, atentados, violencia y enfermedades graves, entre otras.Bajo la presión de estas situaciones la persona puede verse a sí misma de forma extraña, como si fuese alguien distinto a su propio ser, que mira las cosas desde un lugar ajeno.En el diccionario de Medicina Vox se lee a propósito de la despersonalización: "Pérdida de la identidad que suele ir acompañada de un sentimiento de extrañeza hacia sí mismo, incomprensión de la realidad, confusión mental y desorientación en el tiempo y el espacio. Puede deberse a enfermedades orgánicas del sistema nervioso central o a procesos psicóticos".Pero el fenómeno de la despersonalización es empleado por los estudios de antropología cultural, que ven al hombre contemporáneo víctima del proceso de masificación, producto del urbanismo industrial.El hombre-masa, según esta descripción, ha perdido la noción de la individualidad, él ya no es origen ni causa de sus actos ni el centro de sus operaciones. Más bien es alguien heterodirigido, es decir modelado desde afuera, manejado por automatismos y reflejos condicionados.El psicólogo Erich Fromm lo describe como un "autómata", lo que quiere decir que su funcionamiento no depende ya de su voluntad. Es alguien que siente, piensa y obra no desde sí, sino en tanto formando una masa.Se trata de un hombre que pierde personalidad, se despersonaliza. En su libro 'La condición humana actual', Fromm hace una caracterización de un individuo que, sin autonomía interior, es dominado por las fuerzas externas de la sociedad urbanizada."¿Qué clase de hombre requiera por lo tanto nuestra sociedad para poder funcionar bien? Necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente incluidos y anticipados", escribe.El autor señala la contradicción de un proceso en el cual mientras la cultura dominante exalta la libertad y la independencia, y se proclama la emancipación humana, crece la impresión de que el hombre se halla dirigido, como nunca antes en la historia, por fuerzas anónimas, sutiles e impersonales.El fenómeno de la despersonalización, por tanto, no sólo puede ser analizado en clave médica como un trastorno de índole psicoafectiva. Puede describir también a un hombre dócil, pasivo y autómata, rendido a los estímulos externos de la sociedad.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios