El figura del médico que interpela a los argentinos
El recuerdo del suicidio del doctor René Favaloro aún conmueve profundamente. Acaso porque repite el trágico final de aquellos grandes argentinos abatidos moralmente.Una letra de rock recogía la versión de que el célebre cardiólogo, aquel 29 de julio de 2000, se había quitado la vida agobiado por los problemas del país y los de su Fundación."Nuestro héroe es de vedad. ¡Nacional! Bien anónimo y mortal / Es la historia de cada día, siempre el mismo guión. / Trabas y burocracia, ¡qué frustración! / Lo de siempre, lo normal, todo gris... / Sin final feliz, en este final".El estribillo de la canción del grupo Ataque 77 resumía el significado del duelo nacional: "¡Los buenos mueren! ¡Los buenos mueren! ¡Los buenos mueren!"."Un hombre puede cambiar la cardiología de un país y del mundo, lo que no puede hacer es modificar las estructuras corruptas de una sociedad", ha dicho por estas horas su biógrafo, Carlos Penelas.Es que este médico rural, que llegó a conseguir prestigio mundial por haber desarrollado la técnica del by-pass, unía a sus dotes de científico las virtudes de la honestidad y el patriotismo.Dentro de la medicina, defendió el humanismo frente al tecnicismo y el mercantilismo. "La tecnología -decía- jamás debe reemplazar el contacto del médico con el paciente". También afirmaba: "No hay diferencias entre ricos y pobres, sólo hay pacientes".Favaloro hizo miles de operaciones, escribió 350 trabajos científicos y prefirió trabajar en el país renunciando a las posibilidades de ascenso en el extranjero.Se involucró intensamente con los problemas de la sociedad argentina. Al respecto, queremos compartir con nuestros lectores, algunas de sus ideas:- "Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades, las mayores caerían sobre las clases dirigentes. ¡Si resurgiera San Martín, caparía a lo paisano varias generaciones de mandantes!".- "Todos los problemas de la Argentina están relacionados con la educación. El único nivel educacional que funciona es el del jardín de infantes. El resto, la primaria, el secundario, la universidad, es un desastre. Y ese desastre se palpa a toda hora. Por ejemplo, a la hora de votar. Por qué, ¿cuántos votan por el primer político que les da una botella de vino? Desgraciadamente, millones".- "La corrupción no es solamente la coima, los funcionarios ladrones, el narcotráfico y el lavado de dinero. Corrupción es también mantener las universidades en un estado calamitoso, una televisión donde solo hay alaridos y violencias, la injusticia social, la desocupación, la marginalidad".- "Proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascendente en nuestro corto paso por este mundo".- "Los genios no existen. A la capacidad individual hay que agregarle ¡siempre! el trabajo y la dedicación".- "La única aristocracia, el único elitismo, es el de las neuronas. A la universidad tienen que entrar todos (pobres y ricos). Pero con comprobada capacidad neuronal".- "Hay diez reglas de oro para los jóvenes: 1) honestidad; 2) culto a la verdad; 3) defensa de la libertad; 4) lucha por la democracia; 5) solidaridad; 6) responsabilidad y compromiso en todos los frentes; 7) lucha por la dignidad del hombre; 8) pretender una vida mejor en la tierra; 9) bregar por la unidad latinoamericana; y 10) entender que nada, nada, se consigue sin esfuerzo. Si hoy tuviera que escribir mi testamento moral, sería éste".En un país huérfano de modelos a seguir, donde la corrupción campea en vastos sectores de la sociedad y donde la inteligencia no cotiza, la figura de Favaloro nos interpela a todos.
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