El lenguaje, base de la vida en sociedad
Una de las cualidades del hombre es que es un ser lingüístico, lo que significa que vive en el lenguaje. Muchas veces se pierde de vista, en este sentido, que la lengua es el puente de articulación social por excelencia. Para que un ser humano sea capaz de hablar deben darse ciertas capacidades biológicas. El animal, por ejemplo, no está dotado para el lenguaje articulado, para emitir signos significativos.Las abejas pueden señalizar con exactitud la riqueza de un sitio donde alimentarse, en razón de su atadura a los fines vitales. Pero no pueden designar esa situación diciendo: "me encuentro en un campo florido de amapolas".Jean Piaget dice que esta capacidad de representación del mundo (función semiótica) es lo que nos diferencia del chimpancé. Y en el hombre empieza a manifestarse tempranamente.Pero el lenguaje necesita de la interacción social para desarrollarse. Esta facultad no puede ser desarrollada por un ser humano aislado. Los "niños-lobos", aquellos criados en la selva, no pueden desarrollar propiamente el lenguaje.Si el lenguaje nace de la relación con los seres humanos, significa que es un fenómeno social (no sólo biológico). Dondequiera que las personas compartan el mismos sistema de signos, para designar objetos, acciones o acontecimientos, están inmersos en el mundo social.La lengua es el puente, así, de articulación social, política y cultural. Lo cual implica que el manejo del sistema lingüístico es la base de la sociabilidad, y varios autores sitúan su dominio como fundamento de la democracia.Por otro lado, hay pocas chances de que los individuos puedan prosperar en la sociedad si se revelan discapacitados verbales. Una deficiente formación lingüística no haría sino hipoteca el progreso social de una persona.Eso piensa el lingüista Pedro Barcia, quien no duda en afirmar que el manejo eficiente de la palabra empodera a los individuos, dándole un poder intangible de gran valor para luchar en la vida."Si usted posee voluntad, memoria y un diestro manejo del sistema lingüístico, es imposible no triunfar en la vida", ha dicho, al recordar las cuatro destrezas típicas del lenguaje: la lectura, la escritura, el habla y el escuchar.La deficitaria formación lingüística de los jóvenes argentinos ya se ha vuelto un tópico. La mayoría de ellos tiene serios problemas de comunicación, no puede expresarse con solvencia, al tiempo que no puede comprender los que lee, ni siquiera textos simples.Esta deficiencia comprometería, desde el vamos, las chances de progreso social. Personas que manejan un esmirriado caudal de palabras (más allá de problemas en la ortografía y la sintaxis) muestran en realidad pobreza intelectual.El filósofo y lingüista Ludwig Wittgenstein decía: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". Esto sugiere una estrecha correspondencia entre palabra y pensamiento, de suerte que podría plantearse que menos léxico y expresión equivale a menos desarrollo cognitivo.La teoría conspirativa dice que las limitaciones lingüísticas o el desinterés por la enseñanza de la lengua son queridas por los poderes políticos y económicos para tener una sociedad sometida sin capacidad de reflexión y crítica.El lenguaje humano supone también la posibilidad de la escucha, que es lo que hace posible el diálogo. En este sentido, un lenguaje degradado envilece el diálogo social y político en la democracia, un sistema que debería prestar atención a la calidad expresiva de sus ciudadanos.
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