El marketing y otro nicho del mercado
La antropología enseña que el concepto de la muerte ha variado según las culturas. El entierro de los seres queridos, en épocas religiosas, era de un modo. Hoy el mercado ofrece alternativas distintas. Sabemos que los antiguos egipcios, por caso, querían seguir gozando de los placeres de la vida en el mundo del más allá. Creían que cada persona tenía dos partes espirituales."Ka" era la fuerza vital, creada al nacer y liberada al morir; "ba" era algo parecido al alma. Con el propósito de vivir eternamente, después de la muerte Ka y ba debían unirse con el cuerpo, por lo que era importante mantener el cadáver en buenas condiciones.Los pobres eran enterrados en el desierto, donde la arena y el calor secaban sus cuerpos. Junto a ellos dejaban alimentos, herramientas y joyas para que los utilizaran en el reino de Osiris.Los ricos se daban el lujo de momificar sus cadáveres y de que los colocaran con sus pertenencias en sepulcros especiales. Los ataúdes se colocaban en sarcófagos para protegerlos de los profanadores de tumbas y de los ataque de los animales.En nuestra época de euforia mercantil, algo incrédula y laica, hay un sinfín de servicios y ritos fúnebres, organizados por empresas que han hallado, como se dice curiosamente en el marketing, un verdadero "nicho" en el mercado.La nueva tendencia en la ciudad de Buenos Aires, que pretende expandirse al resto del país, son los funerales "temáticos". La idea es resaltar las pasiones que el fallecido tuvo en vida, por un deporte o un estilo de música."Es decir, resaltar una vida vivida y no la muerte", asegura Ricardo Péculo, director del Instituto Argentino de Tanatología Exequial, y alguien que está imponiendo un nuevo concepto en materia de velatorios.Se trata de los "funerales personalizados" en los cuales además de las coronas se usan atriles con fotos y objetos preciados del difunto. "O llevar los palos y la bolsa de golf, si la persona solía jugar. O la caña de pescar. O la bicicleta con la que salía a pasear", cuenta Péculo.En declaraciones a Clarín, el empresario sostuvo que el público está demandando la "tanatoestética", que consiste en embellecer el cuerpo con cosméticos para presentarlo en el velatorio.Algunas casas velatorias piden incluso que el familiar llene un formulario, para conocer, la marca, los tonos y la vestimenta que solía usar el fallecido.¿Acaso no se banaliza así la muerte? De ninguna manera, aclara Péculo."La medicina te mantiene vivo pero también te destruye. Con esta técnica le sacamos los rasgos de sufrimiento. En muchos casos es una ayuda para la familia", responde.Cabe consignar que en Estados Unidos ya existen los souvenir fúnebres. Se trata de encapsular en una joya un poco de las cenizas de la persona fallecida, o se ofrece imprimir una foto del muerto, mezclando una tinta especial con sus cenizas.En tanto, el rubro fúnebre está floreciendo en Internet, donde se ofrecen servicios variopintos. Hay por ejemplo empresas que custodian patrimonios digitales y se transmiten velatorios por la red, al tiempo que se venden parcelas web en "cementerios virtuales", y en Facebook existen los "perfiles conmemorativos"."Siempre nos costaron estos temas, pero de a poco se están notando algunas transformaciones en el ámbito funerario en nuestro país que van de la mano de lo tecnológico", asegura Antonio Flores, director de la Federación Argentina de Entidades de Servicios Fúnebres y Afines.Por lo visto, desaparecidos determinados pudores que han rodeado siempre a la muerte, aquí el marketing ha entrado a pisar fuerte.
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