El “móvil” del 82 % y el nuevo “justiciero”
La alianza parlamentaria que promovió la ley que establece el 82 % para los jubilados, constituye un claro ejemplo sobre como funciona una gran parte de la corporación política argentina y qué sencillo le resulta a los grupos de interés conseguir los consensos.Por José María BlancoOpiniónPropio de una Argentina circular con la que sueña, esa corporación prioriza las conveniencias de forma antes que las convicciones de fondo y eludiendo el debate, priva a la sociedad de asistir a una discusión responsable sobre la imperiosa necesidad de una reforma estructural que el sistema previsional argentino reclama de cara al futuro.Entonces surge como inevitable el paralelismo con aquella Alianza que - constituida solo por fines electoralistas - hizo posible que De La Rúa fuera presidente de la nación.Es por ese motivo que se fogoneó el 82 % como a "una marca", simplemente porque es el número "mágico" que está en la memoria colectiva desde hace casi sesenta años, como símbolo de una justa aspiración reparatoria, ya que si no hubiera sido por eso, ¿por qué no haber reclamado el 85 ó el 90 %?.Lo notable de este nuevo "ensayo de laboratorio" del neoliberalismo, ya mimetizado dentro del cuerpo de fuerzas que otrora eran populares, es que muestra la sugestiva volatilidad conceptual de muchos de sus integrantes.Son los mismos que se opusieron a la estatización de las AFJP (a quienes nunca le pidieron el 82 % móvil, ni mucho menos) que les dio la posibilidad de acceder al "billete premiado" y salir en la primera plana de todos los medios.Son los mismos que impusieron el Plan de Racionalización Estatal en 1986 (Decreto de Necesidad y Urgencia 2196), la Ley de Déficit Cero en 2001 (ley 25.453) y su "obra cumbre": el Decreto 896 de 2001, que dispuso una quita del 13 % en las jubilaciones y los haberes de los empleados públicos para "honrar" los pagos de la deuda externa.A propósito de este último decreto (mérito de la Alianza UCR y demás socios de los años noventa), que en uno de sus párrafos dice textualmente: "La reducción se aplicará incluso a los créditos destinados a atender el pago de retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones", me remito a lo dicho por la profesora (titular de la Facultad de Derecho de la UBA) Amanda Caubet:...el decreto citado establece una variante móvil de ajuste de los salarios, haberes, jubilaciones, etc., que en una hipótesis extrema, si no se llegara a recaudar lo necesario para "honrar" la deuda externa, podría determinar la cesación de pagos para los sectores más necesitados. Sin palabras. El nuevo "justiciero":De un delarruismo patético lo de Julio Cobos, quien parece estar disfrutando de una pasantía rentada como vicepresidente de la nación. Delarruismo porque responde a las mismas técnicas (lenguaje gestual, visual y de voz) de manual, con que fue "fabricado" De la Rúa. Lo de patético en cambio, es porque ignora (u olvida) casi en su totalidad los temas sobre los que habla. En el reciente coloquio de IDEA (al que concurrió sin que se le caiga una "idem") afirmó que "hay más pobreza, más desigualdad y falta de inversión".Sorprendente e inadmisible conducta para un funcionario público de cualquier jerarquía y jurisdicción, porque aunque puede leerse en internet, desconoce u oculta el informe elaborado por la CEPAL en el marco del Mecanismo de Coordinación Regional de las Naciones Unidas por 18 de sus agencias, fondos y organismos especializados en la región, que reveló importantes avances en Argentina, elogiando las Políticas Públicas implementadas en los últimos cinco años.También parece haber olvidado los datos que surgen del Banco Mundial, desde donde surgen los siguientes indicadores:Argentina: Variaciones por período
1976-20012001-2008PBI Industrial-48%21%Inversión Interna-54%64%Ahorro Interno-62%95%Desempleo596%-58%Deuda Externa1502%-14%
Mal que le pese al señor Cobos y a sus principales socios (o patrones), esas cifras reflejan la concepción de dos modelos de país muy diferentes, uno generó la catástrofe más profunda de nuestra historia (aun se pagan las consecuencias con distintas patologías sociales) y el otro - con aciertos y con errores - propone construir un puente hacia un futuro distinto.Quienes conocimos la Argentina grande de un pasado no muy lejano, debemos comprometernos para evitar que cualquier prestidigitador o cultor interesado, que tergiversando la historia, juegue con el destino de las generaciones futuras.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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