El mundo nunca dejará de comer
Se puede vivir sin auto, pero no sin comida. El aserto, emanado del sentido común, revela que la crisis mundial entraña una oportunidad para la Argentina y es un llamado de atención para el gobierno.o
Los países centrales están siendo golpeados por el tembladeral económico, afectando seriamente el nivel de vida de sus habitantes, habituados a consumos superfluos.
Países como Argentina, dotados maravillosamente por la naturaleza, aunque no pueden sustraerse a la debacle por el fenómeno de la globalización, podrían quedar sin embargo mejor parados.
Eso creen los analistas internacionales como Elliot Morss, un ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, quien visitó hace poco el país.
El académico norteamericano aseguró que la crisis global no golpeará tanto aquí porque el país exporta principalmente alimentos y eso es lo último que se deja de demandar.
“Aunque recibirá el impacto, creo que no será tan golpeado”, aseguró al respecto. En su opinión, en el mundo “se restringirán más las ventas de casas, autos y otros bienes, pero la gente no dejará de comer”.
Sobre el particular, Morss se mostró extrañado por el conflicto que mantiene el gobierno K con el campo argentino. En especial, por la existencia de una política fiscal que castiga las explotaciones agropecuarias.
“Algo que como estadounidense me resulta muy extraño es que se impongan retenciones a las exportaciones de materias primas. Lo veo como algo muy raro”, sentenció el economista.
Las apreciaciones del visitante, por otro lado, estarían avaladas por un probable cambio de tendencia en el mercado mundial de granos. El dato es que a pesar de la crisis, han vuelto a subir el precio de la soja, el maíz y el trigo.
En sólo un mes la soja –principal producto de exportación del país- recuperó el 31% de lo perdido. En el mercado local tocó un piso de 640 pesos la tonelada el 5 de diciembre, pero este miércoles cotizó a 825 pesos.
En tanto, mientras el valor del maíz repuntó un 30% en lo que va de la semana, el trigo subió un 12% en un mes.
Aunque los analistas son muy cautelosos y prefieren no hablar de cambio de tendencia, lo cierto es que el repunte de los precios ha traído un respiro a los agricultores argentinos, quienes ya empezaron a vender los granos que tenían guardados esperando mejores precios.
¿Terminará consolidándose este repunte en los valores granarios? Es difícil saberlo, aunque está claro que de confirmarse las economías del interior, dependientes del movimiento del campo, podrían reanimarse.
Como sea, una cosa no se entiende: el gobierno K continúa con una actitud inflexible hacia el sector agropecuario, con el cual directamente no dialoga.
Se trata de una actitud absurda que sólo puede explicarse desde el resentimiento de un gobierno que vio perder poder a manos de los productores, tras la polémica Resolución 125.
¿Es posible que un sector clave para el país como el campo, cuya dinámica es capaz de blindar a la Argentina frente al tsunami mundial, sea blanco de una especie de operación revancha?.
“Si alguien creyó que era lícito y posible ‘poner de rodillas al campo’ debe saber que erró: quien está de rodillas ante su rencor es la Argentina misma”, acaba de decir sobre el particular el escritor Abel Posse.
“No hay lógica –dice- que pueda aliviarnos de la sensación de ‘destrucción administrativa’ de nuestra riqueza, aplicada con tenacidad y resentimiento. Así entramos en el nuevo año con la perplejidad que infunde nuestra incapacidad y la mayor crisis económica mundial”.
Este contenido no está abierto a comentarios