El pensamiento y la ilusión tecnológica
Hace tiempo que la escuela, un tanto acomplejada por los cambios que se verifican fuera de sus muros, entró en una carrera frenética para adquirir y usar tecnología.La movida va en sintonía con la importancia real del manejo de la informática entre las cualidades que se buscan en las personas, sobre todo en el mundo laboral. Instalar computadores en el ámbito educativo, así, se convirtió en una moda.Internet, la red informática que interconecta computadoras en todo el mundo, y que permite el acceso a textos, imágenes, sonidos y videos, ha generado una fascinación inaudita.Por alguna razón nuestra cultura ha sacralizado la información, perdiendo de vista que los datos no equivalen a conocimiento. Y la escuela ha caído también en esta confusión.Las tecnologías son herramientas, y no fines en sí mismas. Se sabe: los chicos adoran estos dispositivos y se pasan horas jugando con ellos. Pero estar sentado enfrente a una pantalla pulsando botones, no implica una actitud de estudio y análisis o un esfuerzo mental sostenido.El trabajo con las computadoras, en especial cuando se recurre a Internet, puede proporcionar información actualizada, pero de ninguna manera garantiza per se el desarrollo del pensamiento crítico.David Gelernter, profesor de computación en la Universidad de Yale, es claro al respecto: "El uso de las computadoras no tiene, en sí mismo, nada de malo. Pero debemos advertir que estamos en medio de una catástrofe educativa. A los chicos ya no se les enseña a leer ni a escribir. No aprenden ni la aritmética elemental ni la historia"."En este contexto -opina- constituye un desastre introducir en el aula un juguete atractivo que refuerza nuestras peores tendencias. Sostener que los niños están en dificultades porque no tienen acceso a suficiente modernidad y que, en realidad, lo que necesitan es más información, resulta alarmante. Lo que hoy requieren es competencia y práctica en el manejo de los elementos básicos de la educación".Por otro lado, pese al uso escolar creciente de la informática, los profesores siguen quejándose de que sus alumnos son incapaces de relacionar ideas, que es el abecé del acto de pensar.En lugar de elaborar informes que sinteticen información proveniente de distintas fuentes, a menudo copian trozos enteros de textos que obtienen en Internet, mediante la práctica de "cortar y copiar", sin comprender el sentido de los mismos.Ignacio Ramonet, editor de Le Monde Diplomatique, ha dicho: "Ser culto hoy, como siempre, es tener conciencia filosófica del sentido de nuestra vida. No hay equivalencia entre mucha tecnología y mejor cultura"."En cierta medida, ser culto es ser sabio en el sentido tradicional, distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto. Esta vorágine de información trata de hacerle creer al individuo que sólo hay una manera de ser culto y que es la de digerir el máximo de información posible".En el fondo lo que dicen estos especialistas es que la formación del pensamiento puede prescindir de la tecnología. Las computadoras e Internet, por caso, no sustituyen las habilidades intelectuales y el conocimiento que los niños deben aprender, y que ha sido la función principal de la escuela.Esto no quiere decir -de ninguna manera- que las personas no deban aprender a usar una computadora y a manejarse con solvencia en el ámbito de la informática. El problema está en creer que la tecnología, en tanto herramienta, puede sustituir el proceso de pensar.El simple hecho de seleccionar y observar en una pantalla suele constituir un pálido sustituto de la actividad mental que conduce a la comprensión.
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