ACTUALIDAD POLÍTICA
El peronismo en estado puro pone en un brete a la oposición

Alberto Fernández está haciendo lo que Macri no se animó a hacer. Las intenciones con las que hace lo que hace habrá que esperar los acontecimientos para saberlas, pero todos sabemos que en la Argentina hay inequidades insoportables en todos los poderes del Estado. El Presidente avanza sobre tierra abonada: ¿quién va a salir a poner la cara por una Justicia desprestigiada como la nuestra? El peronismo ha vuelto y lo hizo de nuevo.
Jorge Barroetaveña Ya nadie se acuerda lo que pasó en diciembre y el escandalete que se armó cuando alguien se dio cuenta que los regímenes de privilegio no estaban incluidos en la declaración de emergencia y el congelamiento salarial. Golpeada por el lío la Casa Rosada anunció que en marzo se trataría la cuestión, con una ley aparte. Y cumplió su palabra; nadie puede decir lo contrario. Sólo basta ver los números de los montos de las jubilaciones actuales y futuras de jueces, fiscales y camaristas, sin tener en cuenta que tampoco pagan Impuesto a las Ganancias. Pero eso sería poco importante en un país más o menos normal, donde el servicio de justicia fuera óptimo. En Argentina estamos lejos de eso. Por eso florecen las desconfianzas, las agachadas y los tironeos consecuentes. Y la verdad que la presencia de Daniel Scioli se pareció más a un manotazo de ahogado que a otra cosa en la sesión del jueves pasado. Si bien es cierto que el Embajador aún no había renunciado a su banca ni tampoco estaba formalmente en funciones, sí fue autorizado su pliego por el Senado e incluso mantuvo encuentros con su par brasileño y hasta con el propio Jair Bolsonaro. Pero la presencia del ex gobernador bonaerense demuestra algo más que escasa ética para encarar un tema tan grueso: desnuda cierto grado de improvisación porque el oficialismo no tenía el quórum asegurado a la hora de comenzar la sesión. En otros tiempos, semejante riesgo el kirchnerismo jamás lo hubiera corrido. En cercanías de Sergio Massa, a la postre el máximo responsable, le echan la culpa al Peronismo Federal de Roberto Lavagna que había prometido bajar al recinto. Lo cierto es que la media sanción se aprobó en medio de un escándalo, con la amenaza de renuncias masivas y el amague opositor de recurrir a la misma justicia por considerar inválida la sesión. Pero el peronismo se mueve con comodidad en estas aguas y Cambiemos pecó de ingenuidad. Es que, en este tema, muchos dirigentes opositores no saben en qué vereda pararse. Vociferaron a los cuatro vientos que era necesaria una reforma del sistema pero cuando se avanza en ella, se muestran reacios. Es cierto sí el feroz lobby de las corporaciones que aglutinan a jueces y fiscales que patearon cada despacho de la Cámara advirtiendo sobre las consecuencias que la ley traerá. ¿Cuáles? Renuncias masivas para hacer efectiva la jubilación ya aprobada o los que están en condiciones de hacerlo pero no empezaron el trámite. Si ocurre provocará cientos de vacantes en el Poder Judicial lo que abre el interrogante sobre cómo serán cubiertas. De hecho el gobierno retiró del Senado decenas de pliegos de jueces enviados por el gobierno anterior y no se sabe qué pasará con eso. Está también el fantasma de lo que pasará con todas la causas judiciales que involucran al kirchnerismo, desde la actual Vicepresidenta para abajo. “Es como poner al lobo cuidando el gallinero”, graficó un dirigente opositor que convive con pesos pesado en el Senado. Eso en el medio del coro de voces ‘amigas’ que le piden al Presidente que libere a los ‘presos políticos’ y que avance en una reforma de la Constitución Nacional. De todas maneras da la impresión que el entuerto judicial se lo quieren sacar rápido de encima. ¿Para qué debatir demasiado algo evidente? Hay otras cuestiones bastante más urgentes que están abiertas. La economía sigue sin dar señales claras de recuperación, aunque bien valdría preguntarse si hacer lo mismo que han hecho todos los gobiernos anteriores puede arrojar resultados diferentes. Aumentar la presión fiscal sobre los sectores productivos y seguir ignorando a la clase media no parece nada novedoso. Es igual a lo que hizo Cristina en su segundo mandato, aunque ahora con una vuelta de tuerca porque transferir recursos de los jubilados que ‘más’ cobran a los que ‘menos’ cobran es sorprendente. Suponer que un jubilado que cobra 30.000 pesos puede subvencionar al que cobra la mínima de 15.000 está más cerca de la indecencia que de un error de política económica. Pero es lo que decidió la nueva gestión en el marco de una apuesta difusa por el mercado interno. “Si no crecemos no les vamos a poder pagar”, le dijo Alberto al Fondo Monetario que, por ahora, sigue dando muestras de comprensión de la situación argentina, tirándole toda la presión a los acreedores privados. Con los idus de marzo se acercan momentos clave porque se vuelve cada vez más imperioso despejar el panorama de la deuda, y saber hasta dónde será el ajuste del cinturón. Y por dónde seguirá pasando porque la película todavía no terminó. Es más, esto recién empieza.
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