El razonamiento electoral de Kirchner
En la Argentina de la especulación electoral –en la cual enfermizamente está enfrascada la clase política- se dibujan todo tipo de escenarios de cara a octubre próximo.o
La oposición amaga con juntarse y fantasea con un aluvión de votos anti-K. Se ilusiona, en este sentido, con la escasa adhesión del público al matrimonio presidencial.
Desde la crisis del campo, se sabe, cundió el desencanto hacia el gobierno. Y la oposición, como es lógico, pretende capitalizar ese sentimiento adverso.
Como de lo que se trata es de propinarle una "paliza" en las urnas al oficialismo, especula incluso con que la crisis económica internacional le favorezca.
Al margen de este razonamiento deleznable –puro maquiavelismo político- los líderes de la oposición, de una y otra vereda, se relamen así ante un escenario donde la crisis económica se lleve puesto a los K.
En este juego de poder, el oficialismo razona sus posibilidades. Y ha hallado, paradójicamente, que en su debilidad objetiva residen justamente sus mejores chances electorales.
El razonamiento lo acaba de formular Artemio López, un encuestador amigo del gobierno, en un artículo aparecido en el diario Perfil bajo el sugestivo título "Néstor y la crisis".
El analista refiere que Néstor Kirchner repite en su entorno que "la crisis internacional juega a favor nuestro". La teoría es muy simple: el desarrollo de esa crisis, al llegar a cierto estadio en su despliegue, tendrá un impacto pro oficialista en el electorado.
López compara este comportamiento del electorado con la curva de Laffer, un dispositivo de análisis de la presión tributaria óptima, que se hizo célebre entre los economistas en los '80.
Arthur Laffer –la curva lleva su nombre- sostenía que el nivel impositivo va aumentando hasta que alcanza un valor que desalienta la producción y conduce a la evasión.
Es decir, cuando el tipo impositivo supera cierto umbral (en relación con el nivel de imposición), los ingresos recaudados pueden terminar disminuyendo.
Pues bien, ¿qué le sugiera la curva de Laffer a Artemio López, en relación con el posible escenario electoral 2009? Pues que el comportamiento tributario es homologable al comportamiento electoral.
La lectura es la siguiente: el voto opositor se despliega en su máxima intensidad hasta un punto en el que, por el recrudecimiento de la crisis, se hace conservador y proclive a votar al oficialismo.
De esta manera, Néstor Kirchner especula que su gobierno, sirviéndose de la crisis, mantendrá el 45% de los votos, con el cual a su mujer le alcanzó para llegar al poder. El razonamiento no es desopilante, dice López.
De hecho lo respalda la experiencia. "Ya se observó en el año 1995, con el triunfo de Carlos Menem, que perforó el 50% de los votos al calor del Tequilazo", frente al asombro de los analistas y los medios, que hasta último momento confiaban en un ballottage Menem-Bordón, explica el encuestador.
El famoso "voto cuota" expresó entonces esa reacción conservadora del electorado, quien ante la perspectiva de "perderlo todo", frente una crisis sin fondo, se inclinó por el status quo.
“En este contexto –dice López-, se prioriza la satisfacción de cuestiones elementales y se tornan abstractas las cuestiones de institucionalidad, transparencia y diálogo, atributos centrales y cuasi únicos que hoy exhibe el espectro opositor".
Por lo demás, Nicolás Maquiavelo ya sugería a El Príncipe explotar las emociones básicas del pueblo. El principal de las cuales, el miedo, siempre da réditos políticos.
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