El rol de la familia en la educación de sus hijos
Estamos muy próximos al inicio de un nuevo año escolar. El 28 de febrero nuestros niños, adolescentes y jóvenes volverán a las aulas.Por Mario César GiordánOpinión
Cada ciclo lectivo trae consigo grandes interrogantes: ¿Comienzan las clases o se realizarán "medidas de fuerza" para exigir a las autoridades mayor atención a la problemática educativa?Antes de determinar los mandatos que se darán a los congresales de los distintos gremios, se realizan "compulsas" en las escuelas. Pero me pregunto: ¿Se consulta a los padres o tutores qué opinan de tal o cual medida a adoptar?... ¿Si ellos están de acuerdo con las mismas y qué recursos tomarán si sus hijos quedan sin recibir la educación correspondiente y, en la mayoría de los casos, deambulan por las calles sin rumbos fijos?.Por lo que conozco de mi vida docente, nunca -o muy pocas veces -los progenitores han sido consultados o han tenido la oportunidad de expresar sus ideas. Y sin embargo, están en todo su derecho.La educación es un derecho natural e inalienable de todo hombre. Nuestra Carta Magna Nacional lo expresa claramente en su Art. 14 y la Constitución de Entre Ríos le dedica a la educación la Sección X con sus 26 artículos. En su Art. 257, esta última hace referencia a la misma es un "derecho humano fundamental de aprender durante toda la vida" y más adelante, en el mismo artículo, se refiere al Estado quien "asume la obligación primordial e "indelegable" de proveer a la educación común".Estoy de acuerdo en que el Estado asuma el rol de ser quien promueva la erradicación del analfabetismo y asegure la formación de todas las generaciones de ciudadanos. Para ello cuenta con los recursos y presupuestos dedicados a "atender el fondo de educación común "formado" por el 28 por ciento como mínimo de las rentas disponibles de la provincia (Art. 268). Pero no debemos descuidar ni olvidar el papel que juega la familia en la formación de la prole. Los padres son por derecho natural los primeros educadores de sus hijos.La misión de la escuela será la de integrar la acción de la familia y de la comunidad a su función socio-educativa. La escuela debe "compartir" su acción con estas instituciones; y al hablar de compartir hago referencia al hecho de continuar e integrar la obra de la familia a los objetivos de la comunidad educativa. Los educadores reciben un niño, un adolescente o un joven que trae consigo su propia historia personal y familiar.A partir de allí, y el conocimiento profundo de su realidad y de la adecuación de cada hecho de aprendizaje a ella, se logrará una acción eficaz.Lamentablemente en muchos casos, los educadores sienten recaer sobre ellos toda la responsabilidad de la educación, como si la formación fuera tarea exclusiva de la escuela. Es en estas circunstancias cuando la familia y la escuela se convierten en instituciones paralelas que jamás se encuentran. Se produce así una verdadera dispersión de los esfuerzos de ambos. Es cuando la familia está ausente de los asuntos escolares.Días pasados hemos visto por diversos medios de prensa nacionales el tema de quienes deben recuperar saberes, en su mayoría jóvenes de los últimos años del nivel secundario (ex polimodal). Realmente sorprenden los argumentos que dan los mismos a las requisitorias periodísticas. Pero lo que más me llamó la atención han sido las respuestas de madres y padres, quienes reconocieron su "ausencia" frente a las obligaciones escolares de sus hijos.Año a año vemos que aumenta el número de quienes deben recuperar o de los que directamente deben repetir el año. ¿Y por qué sucede esto?.. ¿Qué hacer para que no ocurra más, o bien no se incremente el número de esos alumnos?... Es fundamental que los padres asuman sus responsabilidades educativas y compartan esta misión colaborando con los docentes en el proceso formativo de la persona. Y por otro lado, es primordial que la Escuela (todos sus actores) concedan a las familias la participación que les corresponde en esta tarea conjunta.La realidad de la hora actual exige mayor compromiso de las familias, por ser la primera responsable de la formación, en orden a su triple misión: "formadora de personas, educadora de la fe y promotora del desarrollo", como lo expresa el documento de los Obispos en Medellín.Los argentinos que vivimos en estas horas cruciales, pero cargadas de esperanza en su futuro, con un estado democrático y con plena vigencia de sus instituciones basadas en la libertad, no podemos dejar de reconocer y defender este fundamental derecho humano: el de educar y educarse.Las presentes y futuras generaciones que el Estado asuma el compromiso serio de hacer de la educación "una cuestión de Estado", que supere al gobierno de turno. Que se terminen con las enmiendas y medidas inconsultas, muchas veces inútiles o estériles, y los educadores, educandos y las familias gocen de una vez, y para siempre, de una educación de calidad. Solo una educación de calidad podrá asegurar el futuro de las personas y del País, como Nación soberana.
Cada ciclo lectivo trae consigo grandes interrogantes: ¿Comienzan las clases o se realizarán "medidas de fuerza" para exigir a las autoridades mayor atención a la problemática educativa?Antes de determinar los mandatos que se darán a los congresales de los distintos gremios, se realizan "compulsas" en las escuelas. Pero me pregunto: ¿Se consulta a los padres o tutores qué opinan de tal o cual medida a adoptar?... ¿Si ellos están de acuerdo con las mismas y qué recursos tomarán si sus hijos quedan sin recibir la educación correspondiente y, en la mayoría de los casos, deambulan por las calles sin rumbos fijos?.Por lo que conozco de mi vida docente, nunca -o muy pocas veces -los progenitores han sido consultados o han tenido la oportunidad de expresar sus ideas. Y sin embargo, están en todo su derecho.La educación es un derecho natural e inalienable de todo hombre. Nuestra Carta Magna Nacional lo expresa claramente en su Art. 14 y la Constitución de Entre Ríos le dedica a la educación la Sección X con sus 26 artículos. En su Art. 257, esta última hace referencia a la misma es un "derecho humano fundamental de aprender durante toda la vida" y más adelante, en el mismo artículo, se refiere al Estado quien "asume la obligación primordial e "indelegable" de proveer a la educación común".Estoy de acuerdo en que el Estado asuma el rol de ser quien promueva la erradicación del analfabetismo y asegure la formación de todas las generaciones de ciudadanos. Para ello cuenta con los recursos y presupuestos dedicados a "atender el fondo de educación común "formado" por el 28 por ciento como mínimo de las rentas disponibles de la provincia (Art. 268). Pero no debemos descuidar ni olvidar el papel que juega la familia en la formación de la prole. Los padres son por derecho natural los primeros educadores de sus hijos.La misión de la escuela será la de integrar la acción de la familia y de la comunidad a su función socio-educativa. La escuela debe "compartir" su acción con estas instituciones; y al hablar de compartir hago referencia al hecho de continuar e integrar la obra de la familia a los objetivos de la comunidad educativa. Los educadores reciben un niño, un adolescente o un joven que trae consigo su propia historia personal y familiar.A partir de allí, y el conocimiento profundo de su realidad y de la adecuación de cada hecho de aprendizaje a ella, se logrará una acción eficaz.Lamentablemente en muchos casos, los educadores sienten recaer sobre ellos toda la responsabilidad de la educación, como si la formación fuera tarea exclusiva de la escuela. Es en estas circunstancias cuando la familia y la escuela se convierten en instituciones paralelas que jamás se encuentran. Se produce así una verdadera dispersión de los esfuerzos de ambos. Es cuando la familia está ausente de los asuntos escolares.Días pasados hemos visto por diversos medios de prensa nacionales el tema de quienes deben recuperar saberes, en su mayoría jóvenes de los últimos años del nivel secundario (ex polimodal). Realmente sorprenden los argumentos que dan los mismos a las requisitorias periodísticas. Pero lo que más me llamó la atención han sido las respuestas de madres y padres, quienes reconocieron su "ausencia" frente a las obligaciones escolares de sus hijos.Año a año vemos que aumenta el número de quienes deben recuperar o de los que directamente deben repetir el año. ¿Y por qué sucede esto?.. ¿Qué hacer para que no ocurra más, o bien no se incremente el número de esos alumnos?... Es fundamental que los padres asuman sus responsabilidades educativas y compartan esta misión colaborando con los docentes en el proceso formativo de la persona. Y por otro lado, es primordial que la Escuela (todos sus actores) concedan a las familias la participación que les corresponde en esta tarea conjunta.La realidad de la hora actual exige mayor compromiso de las familias, por ser la primera responsable de la formación, en orden a su triple misión: "formadora de personas, educadora de la fe y promotora del desarrollo", como lo expresa el documento de los Obispos en Medellín.Los argentinos que vivimos en estas horas cruciales, pero cargadas de esperanza en su futuro, con un estado democrático y con plena vigencia de sus instituciones basadas en la libertad, no podemos dejar de reconocer y defender este fundamental derecho humano: el de educar y educarse.Las presentes y futuras generaciones que el Estado asuma el compromiso serio de hacer de la educación "una cuestión de Estado", que supere al gobierno de turno. Que se terminen con las enmiendas y medidas inconsultas, muchas veces inútiles o estériles, y los educadores, educandos y las familias gocen de una vez, y para siempre, de una educación de calidad. Solo una educación de calidad podrá asegurar el futuro de las personas y del País, como Nación soberana.
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