EDITORIAL
El salto tecnológico, base de la aceleración histórica
Nuestra época es hija de la aceleración histórica. Las transformaciones se suceden casi vertiginosamente a nuestro alrededor por efecto del avance científico-técnico.
Algunos autores sostienen que está en curso la llamada “cuarta revolución industrial”, asociada a invenciones como la inteligencia artificial. La tecnología de la información, sostienen, es causa eficiente, en el plano económico y social, de un nuevo orden post capitalista. Se suele asociar tecnología con modernidad, pero la curiosidad por modificar el entorno es algo tan viejo como la humanidad. A decir verdad, fabricando cosas y modificando el entorno, el homo sapiens revela toda su creatividad. El castor, el pájaro y la abeja poseen una técnica admirable y perfecta para hacer sus casas, e incluso el animal es capaz de pequeños progresos en sus técnicas. Pero el intelecto humano tiene una capacidad extraordinaria para fabricar y dominar el mundo material. Los primeros hombres prehistóricos eran nómadas que se dedicaban a la caza y a la recolección de frutos. Sus avances tecnológicos estaban orientados a su supervivencia. La primera revolución tecnológica se produjo hace unos 10.000 años, en el Neolítico, cuando los seres humanos pasaron de ser nómadas a sedentarios desarrollando las primeras técnicas agrícolas. En la Edad Antigua (3 000 a.C.- siglo V d.C.), los sumerios inventaron la escritura cuneiforme (aproximadamente en el 3.000 a.C.) y en Egipto se introduce la piedra natural en las construcciones. En esta época aparecen las ciudades-estado en Grecia y los imperios territoriales (Roma). Las aportaciones griegas fueron principalmente científicas y filosóficas, mientras que los romanos se dedicaron más a la ingeniería tanto civil como militar. Algunos historiadores aseguran que al final de este período el desarrollo tecnológico decae a causa del esclavismo, ya que esta mano de obra barata provoca que no sea necesario producir innovaciones. En la Edad Media (siglo V d.C.-1492), el Imperio Romano de Occidente cae definitivamente a causa de las invasiones bárbaras, circunstancia que supuso la pérdida de gran parte del legado intelectual de la Antigüedad. Fueron los árabes los herederos de la cultura clásica y quienes se encargaron de reintroducirla en Europa, donde a partir del siglo XI se produce un resurgimiento intelectual al crearse las universidades y las escuelas catedralicias. Paralelamente, en otras regiones, como en China, se produce un sin fin de éxitos tecnológicos. En esta época aparecen muchos inventos. Tres innovaciones tecnológicas destacan sobre las demás: el papel, la imprenta y la pólvora. En la Edad Moderna (1492-1789), período comprendido entre el descubrimiento de América y la Revolución Francesa, se produjo un giro radical en todo sentido, especialmente a partir de la aparición de una concepción científica del hombre y del mundo. Con la Revolución Industrial (1760-1840), la invención de la máquina de vapor cambió radicalmente el modo de producción agrícola e industrial. Esto produjo una migración masiva del campo a las ciudades, donde estaban las fábricas. En esta época aparecen inventos como el teléfono, la bombilla, la siderurgia, el pararrayos, el telégrafo, la máquina de coser y los vehículos a motor. En los siglos XX y XXI hasta hoy, el cambio tecnológico ha sido explosivo, al punto que se habla de que la humanidad ha devenido tecnocrática. Aviones, electricidad, energía nuclear, satélites, computadoras, viajes espaciales, comunicaciones móviles, Internet, son algunos de sus principales exponentes.
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