El turismo, clave del desarrollo entrerriano
Si bien Entre Ríos tiene una corta data en materia turística, la “industria sin chimeneas” se hace sentir en el desarrollo de sus pueblos y tiene un promisorio futuro.o
Según datos oficiales preliminares, durante el verano llegaron a la provincia 260.000 visitantes, generando un movimiento económico de casi 300 millones de pesos.
Gualeguaychú es quizá una de las plazas más activas. Apostó hace tiempo a este rubro, siendo el Carnaval el motor de un desarrollo imparable.
El turista que vino a disfrutar de este espectáculo, al cabo de la temporada veraniega, habrá inyectado cerca de 80 millones de pesos al circuito económico local.
En términos provinciales, se está frente a una actividad de servicios que ha diversificado la base económica de Entre Ríos, que de todos modos sigue dependiendo de lo que produce el campo.
Pero mientras la plusvalía agropecuaria no queda mayormente en la provincia –en virtud de un esquema fiscal que la desvía al poder central- el turismo atrae divisas, dándole viabilidad económica a los pueblos.
Esa viabilidad se asienta, entre otras razones, en la capacidad distributiva de ingresos. En efecto, pocas actividades económicas reparten tantos beneficios entre tanta gente.
No sólo alienta inversiones específicas en el sector turístico (sobre todo en alojamiento y gastronomía) sino que mueve la rueda del consumo del mercado interno, generando un impacto múltiple en otros sectores (como el comercio).
Muchos provincianos han encontrado empleo e ingresos en los emprendimientos asociados al turismo. Y esto en el marco de una oferta que incluye carnavales, termas, pesca deportiva, playas y naturaleza, turismo histórico-cultural y deportivo, parques nacionales y turismo rural.
Lentamente Entre Ríos ha conquistado un sitio dentro de la oferta turística nacional. El despegue comenzó en la década del ’70, cuando empezó a romperse la insularidad.
Los difíciles accesos y la falta de infraestructura eran factores objetivos que obstaculizaba el flujo de corrientes turísticas. Pero las grandes obras de integración, como el túnel subfluvial, el complejo Brazo Largo-Zárate, los puentes internacionales y el puente Rosario-Victoria, dieron un vuelco a la situación.
Quizá no haya otra ciudad en la provincia que comprenda la importancia de las vías de comunicación como Gualeguaychú. Relegada históricamente de los centros de decisión provincial, nuestra comunidad ha debido gestionar su conexión física.
Los gualeguaychuenses tienen clara la importancia geoestratégica de su ciudad. Por eso hoy aguardan que la terminación de la autopista Ceibas-Gualeguaychú, contribuya a potenciar su desarrollo local.
A decir verdad, toda Entre Ríos tiene una posición geográfica envidiable para el desarrollo turístico. Su cercanía con los principales centros urbanos del país, es un hecho.
Ni hablar de su oferta en términos naturales y paisajísticos, que muy bien sintetiza su eslogan “Todos los Verdes”. O su rica historia, que empalma con el protagonismo entrerriano en tiempos de caudillos y de la organización nacional.
Lo mismo sus tradiciones, en las que se mezclan lo criollo con la cultura de la inmigración. A eso hay que sumarle las festividades propias de cada pueblo, como los carnavales o la fiesta de la artesanía.
Últimamente se han sumado los parques termales, dentro de lo que se conoce como el turismo de salud. La variedad y calidad de sus atractivos, en suma, hacen de Entre Ríos una plaza turística de buen presente y excelente futuro.
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