El turismo local no tiene techo
Pese a los vaivenes económicos, y a las inestabilidades del país, en Gualeguaychú se sigue invirtiendo en turismo, el que es visto como un sector de gran futuro.Es llamativa la apuesta empresaria en el rubro. Quizá no se dé en la concreción de proyectos rimbombantes, pero es firme y constante. Un ejemplo de lo cual es la mejora reciente de un complejo termal.Por lo pronto, se sabe que los operadores turísticos reinvierten todos los años en sus propios emprendimientos. Son modernizaciones y ampliaciones que le agregan valor a la oferta.Es que existe la presunción de que el turismo, en la ciudad y en la zona, da para más. El crecimiento edilicio del último tiempo, por ejemplo, en Pueblo Belgrano es emblemático de esto.De hecho hay razones objetivas para pensar que se está ante una actividad que está subexplotada. La importancia geoestratégica de Gualeguaychú es una ventaja inalterable.La terminación de la autopista Ceibas-Gualeguaychú, que acaba de anunciarse para fines de noviembre, seguramente contribuirá a potenciar la interacción con el mayor mercado consumidor del país.Aquí se aprecia el valor de las vías de comunicación. Gualeguaychú debió romper su insularidad, moviéndose en una época para que los puentes la conectaran con el entorno.Esta infraestructura de base sirvió para la creación del Parque Industrial, allá por los '70, el cual marcó un viraje en la estructura productiva de la zona.Pero también creó las condiciones para que Gualeguaychú, con una resolución sorprendente, hiciera punta en la provincia abrazando la actividad turística, cuyo emblema ha sido el Carnaval.Así, la ciudad aprovechó su extraordinaria ventaja geopolítica recreando un modelo turístico -que se sumó al agropecuario e industrial- del cual se espera todavía mucho más.Hoy nadie discute la conveniencia de este modelo. El turismo es parte de una visión compartida de su dirigencia y de los vecinos. Se podrá discutir su aspecto, pero nunca su existencia.Este consenso doméstico se asienta en la firme creencia de que la actividad ha venido a mejorar la calidad de vida de los habitantes. El turismo, se sabe, atrae divisas, dando viabilidad económica a ciudades del interior como Gualeguaychú.Esta viabilidad se asienta, entre otras razones, en la capacidad distributiva de ingresos. En efecto, pocas actividades económicas reparten tantos beneficios entre tanta gente.No sólo alienta inversiones específicas en el sector turístico (sobre todo en alojamiento y gastronomía) sino que mueve la rueda del consumo del mercado interno, generando un impacto múltiple en otros sectores (como el comercio).Muchos gualeguaychuenses han encontrado empleo e ingresos en los emprendimientos asociados al turismo. Y esto en el marco de una oferta que incluye carnaval, termas, pesca deportiva, playas y naturaleza, turismo histórico-cultural, deportivo y rural.Gualeguaychú tiene tres motores de desarrollo: su tradicional sector agropecuario, la industria concentrada en el Parque, y el turismo en expansión. ¿Qué otra ciudad entrerriana cuenta con esta diversificación económica?Algunos creen que ha sido una bendición que la ciudad no haya sido "beneficiada" por el aparato burocrático. Porque eso le hubiese restado dinamismo. Por aquello de que la inventiva es hija de la necesidad.De hecho, el genio emprendedor local brilla con fuerza en la actividad turística, una aliada inestimable del desarrollo regional. Una actividad en la que, pese a lo mucho que se ha hecho, da para más.Ésa es la convicción: el turismo en Gualeguaychú aún no ha encontrado su techo.
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