El uso del celular y las reglas sociales
A medida que la tecnología continúa volviéndose más común y juega un papel clave en nuestras vidas cotidianas, se vuelve más desafiante discernir el comportamiento adecuado del comportamiento potencialmente ofensivo.Esto se echa de ver en la manía de mirar más al celular que a las personas. La situación molesta tanto que se ha generado un movimiento global contra el phubbing (del inglés, 'desairar con el teléfono móvil').La movida fue iniciada por Alex Haigh, un joven australiano de 23 años, y consiste en generar una corriente de rechazo hacia la actitud de ignorar a quien se tiene enfrente por curiosear el propio celular.Esto de mirar el teléfono en vez de prestarle atención a la persona con la que se está, se ha justificado socialmente bajo el pretexto de que puede haber una "emergencia" que fuerce esa actitud.Pero la conducta es tan reiterativa, compromete a todas las edades (no solo jóvenes) y géneros, que muchos creen que se está rompiendo una regla esencial de buen comportamiento entre las personas.Los dispositivos móviles, tales como laptops, tablets, netbooks y teléfonos móviles, forman parte de nuestras vidas cotidianas. Pero su uso entraña desafíos que en ocasiones ponen en entredicho el concepto de respeto hacia el otro.El riesgo de concentrarse en los aparatos, interrumpiendo abruptamente las comunicaciones reales, cara a cara, suele ser visto como una descortesía, cuando no una ofensa inaceptable.Incluso los especialistas en relaciones públicas aseguran que es perjudicial para la imagen de una persona estar pendiente del móvil, desatender a alguien por contestar una llamada que ni siquiera es una emergencia, o estar enviando y recibiendo mensajes cuando se está interactuando cara a cara con alguien.Esa actitud, explican, cada día aleja más y más a las personas teniendo como resultado individuos con menos educación y respeto por el otro. Lo cual genera una paradoja cultural: la incomunicación humana en medio de una sociedad hipercomunicada tecnológicamente.Pero el experto en nuevas tecnologías, Fabio Tarasow, le sale al cruce a la idea de que la culpa la tienen los dispositivos. Según su opinión, en otras épocas también la gente era descortés, por ejemplo garabateando sobre una hoja de papel, mientras interactuaba con otros."¿Quién no ha estado en una situación de poner cara de prestar atención, cuando en realidad estaba pensando en otra cosa?", se pregunta provocadoramente, para dar a entender que lo que se hace con las nuevas tecnologías es resolver viejos problemas relacionales.Además propone, en forma audaz, revisar la idea según la cual lo "que pasa cara a cara es mejor que lo que pasa en las diferentes formas de interactuar en Internet".Las tecnologías, por lo demás, suscitan compulsiones que están siendo estudiadas por la psicología. Aquí figura el miedo a salir sin teléfono móvil. La nomofobia (abreviatura de la expresión inglesa 'no-movile-phone phobia') es un trastorno de ansiedad cada vez más frecuente.Según las tipificaciones psicológicas, los adictos al teléfono móvil suelen presentar algunas características de personalidad. Entre ellas están una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y resolución de conflictos.En Estados Unidos ya se realizan campamentos para adictos tecnológicos, gente dominada por comportamientos compulsivos a partir de la posesión de los aparatos de comunicación.
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