DE CARA A UN AÑO ELECTORAL
Eliminar las PASO, el antídoto ideal para romper la oposición
La sombra del ex Presidente Macri le pesa a sus posibles sucesores. A esta altura de la carrera por ver quién tomará la posta en el liderazgo opositor, se vislumbran pocos candidatos de peso y muchos que sueñan con escaso sustento la carrera presidencial. Si Larreta y Bullrich ser perfilan en el PRO, entre los radicales Manes, Cornejo y Morales parecen tener la mayor parte de los boletos.
Por Jorge Barroetaveña
Es probable que el principal capital de los años en los que gobernó Cambiemos, desde lo político, haya sido el mantenimiento de la alianza original que le dio origen. Con sus tensiones, el PRO y los radicales, más la variopinta pata peronista, pudieron armar una estructura heterogénea que superó todas las adversidades. Se enfrenta hoy, al mayor desafío (más que gobernar incluso) que es mantenerse unida de cara a una campaña electoral complicada y, pese al contexto, de resultado incierto. Un año para que la gente vote es una eternidad en cualquier lado pero adquiera dimensiones descomunales en la Argentina.
Cuentan que, en un alarde de análisis político, el actual diputado Máximo Kirchner le transmitió a su gente en la Provincia de Buenos Aires que si la situación económica no mejora, perderán las elecciones. Chocolate por la noticia diría mi abuela. Le ha pasado a todos los gobiernos desde el retorno a la democracia. Ninguno pudo superar esa barrera invisible que generan las crisis en el bolsillo y sus consecuencias electorales. Su madre, desde el Senado, y entre alegato y alegato, estalló cuando vio el índice de aumentos de los alimentos. Es algo que le reprochan desde hace rato al Presidente, a Guzmán siempre, y ahora es el turno de Sergio Massa. Para Cristina, nadie ha hecho lo que tiene que hacer con las grandes empresas del sector. Sabe también que, los incrementos en los alimentos, tienen un impacto pleno en el inconciente colectivo. Todos pasamos, más temprano que tarde, por un supermercado. O compramos en un almacén de barrio. A todos nos llega la larga mano de la inflación.
Si los precios no se contienen, quedan pocas chances de victoria para el oficialismo. Lo saben todos claro, salvo el Presidente que a veces parece habitar su propio mundo. Si hasta Máximo se dio cuenta. En esta alquimia para evitar la catástrofe, las usinas de pensamiento peronista miran con amor las PASO. O con odio, según la prestación. Esta alternativa electoral, que alumbró el difunto Néstor Kirchner después de la derrota con Francisco De Narváez en la Provincia de Buenos Aires, provoca intensos debates aún dentro del gobierno y los gobernadores. Entre estos últimos hay varios dispuestos a negociar (cuándo no lo han estado) unificar el cronograma, a cambio de la eliminación de las PASO. Alberto ha dicho que no pero…y el kirchnerismo medita una postura pública.
Eliminar las PASO sería, a priori, un golpe al mentón de la oposición. Imaginar que el PRO y la UCR tengan que ir a una interna propia, luego entre ambos y finalmente a la general, suena harto complicado. No sólo por los recursos que tendrán que gastar, el desgaste que les provocará semejante carrera es difícil de calcular. Nadie asegura tampoco que el proceso terminará en unidad después de las tensiones.
Por eso la sombra de Macri se yergue peligrosa mientras no defina qué hará. En último caso, dos o tres candidatos en competencia abierta, pueden potenciar el desenlace y traccionar a los ganadores finales. Pero una pelea, circunscripta sólo a los afiliados, ofrece más riesgos. Tampoco los principales referentes de la oposición hacen mucho por aparentar lo contrario. Las noticias suelen reflejar peleas, discusiones y hasta insultos y descalificaciones. Algo que obviamente no contribuye a generar un buen clima y le avisa a los votantes que no todo está bien en la oposición. Los defensores afirman que el Congreso ha sido el ejemplo de lo que pasó y pasará con las huestes de Cambiemos: hasta ahora predominó el trabajo en conjunto y salvo excepciones, todos han votado en el mismo sentido.
Pero la hoguera de las vanidades amaga con consumir todo a su paso. Y a Macri le cabe un papel fundamental en esta historia. Debe saber que el núcleo duro de votantes opositores lo seguirá a él y que con eso puede definir quién será el candidato presidencial de Cambiemos. Mal que le pese, es la misma influencia que tiene Cristina sobre su gente. Sola no puede ganar pero sí puede condicionar y elegir al candidato. Claro que pedirle gestos de estadistas a nuestros dirigentes suele ser una tarea ímproba. Casi milagrosa. Suponer que Macri y Cristina se aparten de la carrera electoral o su influencia tenga límites entra en la dimensión descocida. En el fondo, el ex presidente, tiene la esperanza de volver. Cristina es más terrenal y sabe que su frente judicial la condiciona y le marca la cancha. Tendrá que ir por renovar los fueros. Detrás de ellos, vuela el polvo de la desorientación entre los aspirantes a sucederlos en el liderazgo. Todavía, ninguno asoma la cabeza.