Elogios al clásico soporte en papel
No podremos prescindir de los libros de papel, según piensa el semiólogo italiano Umberto Eco, ante la hipótesis extendida según la cual esos artefactos desaparecerán a manos de los medios electrónicos.Los medios multimedia, aunque ofrecen nuevas posibilidades de lectura, se exhiben tremendamente efímeros. La evolución a que están sometidos, los convierte al poco tiempo en objetos coleccionables.Sin embargo, aún podemos ver un texto impreso hace seis siglos. Razón por la cual los libros no morirán. Éste es al argumento que levanta Eco a favor de su tesis de que los libros tradicionales resistirán el embate digital.Eso no significa -dice en un reciente artículo- "negar que ciertas obras son más fáciles de cargar en una tableta, o que las personas que padecen de hipermetropía encuentran más fácil leer un diario en un aparato electrónico que les permite aumentar el tamaño de la fuente del texto a voluntad, o que nuestros hijos podrían evitar dañarse la columna vertebral si no tuvieran que cargar mochilas escolares pesadas".Pero el punto es que los soportes modernos se vuelven rápidamente obsoletos: "En 30 años, el 'floppy' fue reemplazado por un disco más pequeño con una cubierta rígida, que a su vez fue reemplazado por el CD, que fue desplazado por la memoria USB. Ninguna computadora es construida hoy para leer un disco de los años '80, así que no sabemos si lo que fue escrito en determinado disco hubiera durado 25 años".El libro impreso, razona el semiólogo, está demostrando superioridad sobre cualquier otro objeto que nuestras industrias de la cultura han puesto en el mercado en los últimos años.Así pues, si tiene que salvar algo, fácil de transportar y que ha dado prueba de su capacidad de resistir a los ultrajes del tiempo, elige los libros tradicionales. Éstos han dado prueba de que "tendrán larga vida".Y esto "en la forma de volúmenes que fueron impresos hace más de 500 años y se encuentran aún en excelentes condiciones, así como pergaminos que han sobrevivido durante 2.000 años".En contraste, argumenta el escritor italiano, no hay pruebas de que un medio electrónico pueda persistir en la misma forma. La rapidez creciente con que envejecen estos soportes, no sólo reivindican a ese artefacto que Gutenberg popularizó hacia el año 1450.Plantea, por otro lado, una reorganización permanente de nuestras costumbres mentales. Toda vez que toda nueva técnica exige un nuevo lenguaje, que formatea el modo en que funciona nuestra mente.En este sentido, los nuevos instrumentos, lo queramos o no, revolucionan nuestras formas de pensar y nos alejan de esas formas de pensamiento que los libros indujeron.Por tanto, ¿qué impacto tiene sobre nuestras mentes la velocidad con que se renuevan las máquinas, las cuales se han concebido para eso: para que se vuelvan obsoletas al cabo de un período determinado?Eco parece pensar con nostalgia en las cualidades del libro impreso. "Hay una gran diferencia entre la experiencia de sostener y hojear un libro leído hace años, descubrir los pasajes subrayados y las notas que uno hizo y la de leer la misma obra en la pantalla de una computadora", sostiene.La revolución digital obliga a una revisión radical de los gestos y de las nociones relacionadas con el texto escrito. Frente a los que dictan la muerte del libro tradicional, señalando que es un suporte que ya fue, y que ya cumplió su misión, Eco no se suma al funeral."El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo", dice.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios