En procura de un comercio más seguro

En el marco de afianzar los lazos bilaterales y avanzar hacia una alianza estratégica entre Argentina y China, dos integrantes del Gabinete encabezaron una misión semanas atrás a ese país. Geenap* Entre los ejes centrales que se intentaron negociar con el gigante asiático, se destacan una serie de inversiones en proyectos hidroeléctricos considerados prioritarios para nuestro país, como también la renovación de una herramienta financiera denominada "swap" de divisas, con la que ambos países contaban desde 2009 hasta hace un año atrás.El denominado swap de divisas o "currency swap", puede ser definido, en la jerga financiera, como un acuerdo entre dos partes en el que se comprometen a una serie futura de pagos de intereses y capital, utilizando distintos tipos de divisas cada una. Es una operación de canje, por la cual cada parte accede a la divisa de la otra, entregando a cambio una suma equivalente en su propia moneda. Uno de los beneficios que comprenden estos tipos de acuerdos, es el acceso a liquidez en otra moneda sin contemplar condicionalidad alguna para la política económica del otro país.En 2009, en plena crisis internacional, en donde la gran incertidumbre que generaban las posibles fuertes oscilaciones en las monedas e incluso la falta de liquidez, Argentina fue uno de los primeros países en firmar un swap con China, sumándose luego 18 países más, entre ellos Brasil. Por entonces, el Banco Popular de China puso a disposición unos 70 mil millones de yuanes, equivalentes a 10 mil millones de dólares aproximadamente, por tres años y sin interés si el instrumento no se utilizaba. El acuerdo incluía, en el caso que se hiciera uso del mismo, cosa que no ocurrió, el pago de tasas de interés cruzadas de 700 puntos básicos de Shibor y 100 puntos básicos de Badlar por año mientras durara el contrato. De esta manera, permitía una garantía de liquidez en ambas monedas, sin que ella sea necesariamente utilizada, no generando ningún costo para los países intervinientes.En los últimos meses, funcionarios de ambas naciones han estado tratando la renovación del contrato que, según algunos afirmaron, tendría alcances y términos similares que el anterior. En un contexto comercial en ascenso entre ambas economías, en donde se ha experimentado un incremento en la demanda desde las dos aduanas, esta herramienta serviría para facilitar el intercambio de productos sin necesidad de recurrir a dólares y funcionar como una salvaguardia frente a las duras condiciones financieras internacionales. De cerrar el acuerdo, la máxima autoridad monetaria argentina tendría disponibles alrededor de 59 mil millones de yuanes, a cambio de su equivalente en pesos para el gigante asiático. Pese a que mucho se comentó sobre el impacto en las reservas que iba a generar este acceso a liquidez china, la realidad es que el número habilitado no se refleja directamente en el monto de las mismas, ya que los fondos solamente se utilizarían si se dieran ciertas circunstancias que lo ameriten.Además, tal como explicaba Axel Kiciloff en una entrevista en los últimos días, el acuerdo, no se trata de un instrumento de financiamiento sino de estabilización del comercio, en una economía global inestable en donde las principales potencias se derrumban. En cuanto a la utilización del instrumento para el pago de vencimientos de deuda, nuestro actual ministro de economía también descartó que se pueda dar esa posibilidad, restándole prioridad a la firma del acuerdo y sí poniendo en primera fila los contratos de inversiones para los demás proyectos productivos que se están negociando.Dentro de las distintas iniciativas que se están discutiendo entre ambas naciones, se destacan, además de los quince proyectos hidroeléctricos mencionados precedentemente, las intenciones en adquirir equipamiento especializado de telecomunicaciones por parte de Argentina y la instalación de nuevas centrales nucleares y observatorios astronómicos en el sur de nuestro país.China se ha convertido en el segundo cliente argentino más grande luego de Brasil, con un intercambio total de unos 15 mil millones de dólares, que se prevé pasarían a ser 20 mil para 2017. Lejos de aplicar medidas de ajustes y devaluaciones bruscas, el Gobierno Nacional sigue demostrando una gestión activa y alineada al camino del fortalecimiento comercial y la integración económica entre las naciones. Frente a una economía internacional en decadencia, las naciones que más han crecido en los últimos años demuestran que su mejor receta de cara a la crisis es el trabajo conjunto de igual a igual, hacia el desarrollo económico con inclusión social.* Luciana SosaEconomista integrante del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP)
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