En vísperas de una contienda sui generis
Las elecciones de este domingo tienen dos condimentos: se hacen por primera vez en la historia argentina y en la práctica no cumplirán el cometido para el que fueron diseñadas.Las primarias abiertas simultáneas y obligatorias representan una novedad en el sistema electoral argentino. Fueron creadas por la Ley 26.571, sancionada el 14 de diciembre de 2009, con el objetivo de que funcionaran como verdaderas internas de todos los partidos.Sin embargo casi todas las candidaturas están definidas. Increíblemente -aunque no tanto en función de la historia electoral del país- las mentadas internas abiertas de este domingo son su parodia.En realidad se eligen candidaturas únicas mediante impúdicos dedazos. No estamos frente a una interna, entendida como mecanismo de selección democrática dentro de los partidos, sino ante una inesperada primera vuelta, con vistas a octubre próximo.De esta manera, el oficialismo espera que la presidenta Cristina Kirchner logre el primer lugar holgado que la ratifique como la favorita para enfrentar con comodidad las generales.Los candidatos de la oposición, en tanto, pelean por ser el mejor posicionado y así absorber el voto antikirchnerista y soñar con el vallota ge. Las agrupaciones más chicas, directamente, por no desaparecer.Y esto porque quien no cuente con el respaldo del 1,5% de los votos en las primarias queda fuera de las generales. Este domingo se elegirán también diputados nacionales en todas las provincias y senadores en ocho.Además, en simultáneo, habrá primarias provinciales en cuatro distritos: Buenos Aires, San Luís, San Juan y Entre Ríos.Los preliminares de esta elección han estado dominados por la confusión ciudadana. Aún hoy hay gente que no sabe qué se vota. En este sentido, se debatió sobre qué tan obligatorias son.Mientras la jueza electoral María Servini de Cubría firmó una resolución diciendo que quienes no sufraguen el 14 de agosto no podrán votar en octubre, la Cámara Electoral, máxima autoridad de los comicios, sostuvo lo contrario.Desde allí se advierte que no se sacará a nadie del padrón y que es un deber y un derecho votar dos veces. ¿Qué sanción hay para quien no vota? La ley prevé una multa, pero es inaplicable (cambió la moneda y se volvió irrisoria), también inhibe a quien no votó para ejercer cargos públicos (algo que nunca se aplica en la práctica).Las elecciones inaugurales de este domingo han sido objeto de análisis de todo tipo. Para algunos intelectuales repiten una constante de nuestra historia: la utilización de las reglas de juego como armas de un partido o una facción.Eso piensa Luciano de Privitellio, historiador, profesor de la UBA y la UNSAM e investigador del Conicet. En un reciente artículo, comentó que tal vez la única extraña excepción a ese comportamiento de los actores políticos nacionales haya sido la famosa reforma de 1912, encarada por el presidente Roque Sáenz Peña."Todo cambió a partir de 1930: en adelante, cada una de las muchas reformas totales o parciales (del sistema electoral) tuvieron como fin último conseguir un resultado favorable para una u otra facción", razonó.En este sentido, la reforma de diciembre de 2009 que impuso las internas abiertas y obligatorias fue el acto de cierre del parlamento dominado por el oficialismo tras la derrota electoral de 2009."Su objetivo inmediato era disciplinar a un partido justicialista que, luego de dicha derrota, amenazaba con una rebelión", explicó.Lo concreto es que lo que se vota el domingo impugna en los hechos la intención de la norma electoral que le da sustento.
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