Enrique Piaggio: un autor múltiple y prolífico
Gualeguaychú ha sido cuna de poetas y escritores. Algunos de ellos alcanzaron merecido renombre nacional; otros quedaron circunscriptos al terruño, aunque se los recuerda con gran cariño. Enrique Ángel Piaggio es un caso singular. Gustavo RivasColaboración Primero, por haber escrito ¡42 libros! , además de centenares de artículos publicados en diarios locales. Pero lo que más despierta nuestra admiración, desde la perspectiva de estos primeros cuatro años transcurridos desde su partida, es la diversidad de géneros, enfoques, temas y puntos de su inquietud. Cultivó la prosa y la poesía con igual brillantez y pasión. La amplitud de su mira, le hizo incursionar con igual solvencia, en temas de nuestro pasado, cuyo conocimiento difundió, como también en relatos futuristas o fantásticos, aportes técnicos y serenas reflexiones, propias de un pensador de amplia mira.Pero esos méritos se realzan aún más, bajo el tamiz de su personalidad modesta y hasta tímida. Era exactamente lo opuesto a la estridencia social y figuración vana. Con su voz baja, casi imperceptible, iba desgranando reflexiones, recuerdos, inquietudes y propuestas. Eso sí: que no lo pusieran a hablar en público, o ante medios masivos; él prefería la espontaneidad de la conversación tranquila en el ámbito de su hogar, o en la casa de un amigo.Con gran empeño y esfuerzo logró publicar muchos de sus libros. No era -ni lo es hoy- sencillo, poner en la calle una edición, por sus requerimientos técnicos y su costo. Sin embargo, Enrique luchó por dar a luz cada una de sus obras, aunque el esfuerzo lo dejara exhausto. Lo lograba, y luego disfrutaba cada etapa para pensar en la próxima. Alguno podría pensar que lo hacía para trascender, lo que no cuadra con su bajo perfil. O bien, que buscaría alguna retribución económica?Lejos de ello, cada libro le significaba un enorme esfuerzo a su peculio que jamás recuperaba totalmente. De esto pueden dar fe de cientos de escritores que en nuestro país no pueden publicar por razones económicas. El motivo impulsor de Enrique, que se intensificaba a medida que avanzaba en edad, era que en lo posible, nada quedara en sus anaqueles sin compartirlo a su comunidad. Sin embargo, mucho quedó allí. Su archivo, llevado durante años con admirable prolijidad, era tan sustancioso y útil que muchos recurríamos a él. Es más, en algunas oportunidades quien esto escribe necesitaba recuperar algún artículo de propia producción y caía a la fuente salvadora de Enrique: "Venga que yo lo se lo tengo..."Por todo ello, sus amigos hemos creído que en esta oportunidad, al cumplirse el 19 de julio, cuatro años de su partida, no sólo cabe evocarlo por todo lo que de él leímos y aprendimos, sino por la marca que a todos nos dejó con el ejemplo de su vida austera y a la vez, pletórica de valores.
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