Entre Ríos y el perfil burocrático

La incidencia del aparato del Estado sobre la economía real en Entre Ríos prefigura un modelo de sociedad burocratizada que desalienta la iniciativa privada y el desarrollo sustentable. Sin llegar al extremo de Santa Cruz –donde el grueso de la población depende del empleo público- aquí el Estado sigue siendo el gran empleador de los entrerrianos, en menoscabo de la economía privada.Desde hace décadas Entre Ríos muestra una estructura estatal sobredimensionada y en varios sentidos ineficiente, cuyo proceso de formación atravesó varias gestiones políticas en las últimas décadas.El Estado devenido en “agencia de colocaciones” fue un emergente, es cierto, del escaso desarrollo de las fuerzas productivas domésticas, de una economía incapaz de dar empleo privado.Pero a la vez es causa de la anemia productiva, desde el momento que ese mismo Estado, agrandado más de la cuenta, actúa como un vampiro sobre la economía real, trabando su desarrollo.En Entre Ríos existe 1 empleado público cada 14 habitantes, aproximadamente. La ecuación surge de cotejar un total de 88.000 agentes públicos (70.492 provinciales y 17.500 municipales) sobre una población de 1.265.672 entrerrianos.Al margen de que la relación revela inconsistencia a primera vista, lo grave es que este gasto público global no es financiable por la recaudación propia del Estado entrerriano.La delicada situación financiera de los municipios es una muestra de ello. En Gualeguaychú, por caso, las tasas están lejos cubrir el gasto en personal, que se lleva el 75% del presupuesto (incluidas las remesas de coparticipación).

La administración pública entrerriana lo mismo. En el 2007, sólo el 36% del gasto en personal podía cubrirse con recaudación de impuestos provinciales, según un informe del Consejo Empresario de Entre Ríos.

De hecho, pocas horas atrás el ministro de Economía, Diego Valiero, reconoció a este diario que para pagar los sueldos el gobierno se ve obligado a patear para adelante los compromisos con los proveedores.La incidencia del sector público en la economía provincial se vio en 2001 con ocasión de la emisión de la cuasimoneda. Ahí se tomó nota de la burocratización de la sociedad entrerriana.Paralelamente, la provincia posee 124.600 empleos privados, lo que representa 9,84% de la población, según acaba de confirmar el titular del Consejo Empresario de Entre Ríos.Es un porcentual pequeño respecto de otras provincias. Córdoba -con 3.296.000 habitantes- tiene 468.000 empleos privados, lo que representa 14,20 % de su población.Santa Fe, en tanto, que posee 3.150.000 habitantes, tiene 478.700 puestos privados, es decir 15,19% sobre el total de la población.La burocratización creciente de la sociedad entrerriana no es objeto de análisis de su clase dirigente. El tema del impacto del gigantismo estatal sobre la economía real parece una cuestión tabú.De esto no se habla. Por otra parte, imposible discutir este modelo –aceptado mansamente por la población- cuando la máxima aspiración de un buen gobierno en Entre Ríos pasa por pagar el sueldo a los empleados públicos.Nos hemos acostumbrado a medir el mérito de una gestión en función de lo que no debiera ser más que un acto administrativo. ¡A este nivel de empobrecimiento ha llegado el debate político en la provincia que alguna vez fue sede de la Confederación Argentina!.Si no se resuelven las causas estructurales que han conducido a la burocratización de la sociedad entrerriana, difícilmente se crearán las condiciones a favor de un modelo viable de desarrollo y crecimiento con eje en la actividad privada.