Época de exámenes y balance educativo
Entramos al momento del año en que niños, adolescentes y estudiantes adultos deben sortear las instancias evaluatorias académicas. Se trata de una de las etapas más estresantes del calendario escolar.La ansiedad se suele apoderar de los estudiantes ante la perspectiva de tener que ser evaluados en sus conocimientos. El examen, así, suele desencadenar una reacción de tipo emocional específico.Las pruebas escritas, orales, o la presentación de trabajos finales, como todas aquellas situaciones donde la persona siente que sus capacidades son evaluadas, pueden ser una experiencia incómoda y desagradable.El miedo al fracaso, a salir mal, es una posibilidad que genera lógica tensión en los alumnos, ante la cercanía de un examen. La clave pasa por el dominio emocional de esta situación.La psicopedagoga Andrea Baldantoni sostiene que la ansiedad ante las evaluaciones puede ser "anticipatoria" o "situacional". La primera aparece al momento de estudiar o al pensar en el examen ("me van a bochar", "me la voy a llevar previa").La ansiedad situacional surge durante el examen propiamente dicho ("esto nunca me va a salir"). El problema es cuando estos miedos se vuelven tan intensos que paralizan al estudiante, incapacitándolo emocionalmente para atravesar la prueba.Mientras en los niveles superiores ya se entró en la fase de los exámenes, en los niveles medios se realizan clases de apoyo con vistas al recuperatorio, que es una instancia de revisión de saberes.Lo que se busca con este mecanismo evaluatorio es evitar que se siga profundizando el fracaso escolar, que puede tomar la forma de la repitencia o, en el peor de los casos, el abandono del sistema.Con respecto a esta época particular del año lectivo, es conocida la disyuntiva en que se mueven los padres, que suelen oscilar entre el permisivismo o la severidad extrema.Están quienes no se inmutan ante el hecho de que su hijo tenga que rendir materias, como si le dijesen "aquí no pasa nada". ¿Acaso esos padres saben que, finalmente, el sistema los terminará aprobando?Otros se muestran duros y amenazan a su hijo con quitarle la playstation, la computadora, las salidas y las vacaciones. Al tiempo que recurren desesperados a otros adultos para que los preparen para los exámenes, pagando en su mayoría el servicio de profesores particulares.¿Cómo hacer para que un adolescente aprenda en pocos días lo que el sistema, en teoría, previó que lo hiciera en un año? En un tiempo no muy remoto rendir materias era algo percibido como un deshonor para el alumno primero, y para los padres después.Pero los tiempos han cambiado. Pese a que el sistema hace todo lo posible para que los adolescentes promuevan -muchas veces a costa de la calidad educativa-, llevarse materias parece algo bien visto entre los alumnos.Hay situaciones en las cuales quien estudia mucho, y lo hace durante el ciclo escolar, puede devenir en un ser molesto, objeto de resentimiento y de inquina del grupo.Al respecto, se sabe lo proclive que es el adolescente a seguir al grupo. El chico más dedicado, aquel que se toma en serio los estudios, quizá prefiera renunciar por ese motivo a esforzarse para evitar la burla de sus compañeros.Se dice que el índice de los que se llevan materias, es un tema que preocupa a las autoridades educativas. Mientras tanto, los institutos de apoyo escolar y los profesores que dictan clases particulares, ven que su "matrícula" va in crescendo todos los años.
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