¿Es la Entre Ríos que Urquiza soñó?
No sólo la caballería entrerriana en los campos de Caseros asestó en 1852 un duro golpe al ejército de Rosas. El jefe de esos jinetes había sublevado un año antes a la provincia cuyo poder desafiaba a Buenos Aires.En efecto, la Entre Ríos de Justo José de Urquiza, que osó rebelarse nada menos que contra el poder omnímodo del Restaurador, era un Estado con peso específico dentro de la Confederación.No es un dato menor, a propósito, que los paisanos entrerrianos sublevados habitaban una provincia adelantada, en el marco de una economía pastoril propia de la época.Para algunos historiadores, si Rosas representaba los intereses de los ganaderos de la provincia de Buenos Aires, Urquiza era su contrafigura litoraleña.Hay consenso respecto de que la economía provincial, al promediar el siglo XIX, era muy próspera. Al punto que Entre Ríos adquirió tal desarrollo que sobresalió entre sus hermanas de la Confederación."Rosas pone trabas a fin de que Buenos Aires sea la aduana de toda la República y las provincias sean tributarias perpetuas", se quejaba el caudillo entrerriano.Así explicaba la clave económica del decreto del 1° de Mayo de 1851, conocido como Pronunciamiento, por el cual la provincia reasumió las facultades inherentes a un Estado soberano, desafiando al poder rosista.Tras la derrota de Rosas en Caseros, Entre Ríos alcanzó el máximo protagonismo histórico en el país. Urquiza convocó luego a la Convención Constituyente que en Santa Fe sancionó la Constitución de 1853.En la ocasión no estuvieron presentes los representantes de Buenos Aires, que meses atrás se habían rebelado contra él, iniciándose así el período de la secesión nacional.De todos modos, la Confederación, con Paraná como capital, siguió adelante, aunque el experimento sufrió el boicot de Buenos Aires, que hizo sentir la ventaja que representaba tener el puerto.La guerra con Buenos Aires llega a su fin en 1861, cuando Urquiza y Bartolomé Mitre se enfrentaron en Pavón. Las crónicas históricas indican que el caudillo entrerriano abandonó el campo de batalla cuando el combate no estaba definido, lo que permitió la victoria de Mitre.¿Qué fue lo que pasó? Éste quizá sea el principal enigma de la historia argentina. Lo cierto es que desde entonces Buenos Aires ejerció una hegemonía sobre el resto del país, que metamorfoseada perdura aún hoy.Como sea, el dato histórico clave es que Entre Ríos fue la provincia que, con peso propio, rivalizó con Buenos Aires. Lo hizo tanto con el poder rosista como con el mitrista.La demografía, al respecto, suele dar una explicación del poder de un territorio. Quizá pocas lo sepan, pero Entre Ríos era la tercera provincia en cantidad de población, según el primer censo nacional de 1869. Los entrerrianos sumaban entonces 134.271, y representaban el 7,5% de los argentinos. En los 25 años posteriores -es decir hasta 1895- existía prácticamente la misma proporción.Hasta 1947 la provincia mantuvo la quinta posición en cantidad de población en el país. Aunque ya equivalía al 5 % del total de los argentinos y de hecho desde entonces, reflejo de una pérdida de poder económico, fue progresivamente desplazada hacia lugares inferiores en la escala poblacional.En 2001, Entre Ríos poseía sólo el 3,1% de la población argentina. ¿Cómo se explica este retroceso? No es que las familias procreen menos, sino que la estructura socioeconómica expulsa a sus hijos, por falta de oportunidades. Entre Ríos no ofrece una base material que dé cabida a su gente.Al parecer el censo 2010 viene a ratificar esta tendencia expulsora crónica. El dato dramático que trascendió es que la población entrerriana creció menos del 7% en una década, muy por debajo de la tasa de otras provincias.¿Es ésta, acaso, "la Entre Ríos que Urquiza soñó", como repite la marcha que se canta en los actos oficiales?
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