FUERTES CRÍTICAS A MAURICIO MACRI
Facundo Manes sacudió el árbol y demostró hasta dónde quiere llegar

¿Le da el cuero a Manes para ser Presidente? Por qué no, habría que responder. Es que con sus críticas al ex Presidente Macri consiguió, al menos por unas horas, cierta centralidad que le da aire a los sueños que tiene. Los radicales, ¿están todos de acuerdo?
Jorge Barroetaveña
La oposición sigue sus propias reglas y sólo la posibilidad de eliminación de las PASO la sacó de la modorra que la domina hace meses. Dando por descontado que ganarán las elecciones el año que viene, lucen confiados. Se dedican entonces a contar los porotos de cada uno y a deshojar la margarita sobre cuándo lanzarse. Por eso, el mandoble oficial de congelar las PASO, fue un llamado de atención. El peronismo hará todo, y cuando se dice todo es todo, para evitar perder el año que viene. Si para eso tiene que borrar las PASO de un plumazo, cuando fue él mismo quién las impulsó, no importa. No sería la primera vez que hacen lo contrario de lo que dicen o ‘cambian’ de opinión de acuerdo a las circunstancias.
Cambiemos se equivoca al subestimar el estado de situación. En términos políticos todavía el gobierno tiene alternativas para enderezar el barco o, al menos, para pegarle un buen susto a la oposición. El que detenta el poder, con esa maquinaria inmensa que es el estado, siempre tendrá ventajas. La cuestión es saber aprovecharlas.
Manes, el científico, actúa por las bandas de la política. Es probable que un hombre culto y preparado como él, mire de reojo a buena parte de los dirigentes. Los que lo conocen sostienen que siente desprecio intelectual por Macri, por eso sus críticas y que no concibe cómo no ha dado aún un paso al costado después del fracaso de su gobierno. Los más ácidos cuentan de una experiencia personal fallida con el ingeniero, por eso la tirria que le profesa. Lo cierto es que sus críticas movieron las bases de la alianza opositora, a punto tal que incomodaron a los propios radicales.
“Populismo institucional”, disparó en la factura al gobierno de Cambiemos, dejando en orsai a la gente que integró esa gestión, o al menos le dio su apoyo. ¿Qué quiso decir? Nadie lo sabe, ni él tampoco quizás, pero cometió el pecado de empardar al peronismo con Cambiemos y desmerecer el principal mérito opositor que tiene que ver con el respeto a la democracia y a las formas republicanas. Sin quererlo, Manes corrió los límites de la crítica, y dejó a la intemperie las diferencias que existen en el arco opositor. En 2015 la situación era distinta. Macri estaba en plena efervescencia, formando un partido nuevo como el PRO y con todo por demostrar. Hoy, con cuatro años de gestión nacional encima y con el PJ en el poder, no todo es igual. Ni siquiera para los radicales que, pese a ser furgón de cola mucho tiempo, lo aceptaron casi con estoicismo.
En perspectiva, no está mal el debate. Estimula el pensamiento, abre el abanico de ideas y sirve para imaginar alternativas. Claro que con ciertos límites. Son los que los principales dirigentes de Cambiemos aún no identifican con corrección. Tal vez tiene que ver con la cercanía del poder. Con la sensación que los gobierna sobre la posibilidad concreta de volver al poder, más allá de los nombres. ¿Cualquiera le puede ganar al candidato de Cristina el año que viene, si es que ella va otra vez por el Senado? No, qué novedad. Rodríguez Larreta es lo mismo que Bullrich, o Morales es lo mismo que Manes? Forzando, es lo mismo que sea Macri el candidato con Cristina del otro lado, o que tenga que enfrentar a Massa que muere por ser Presidente?
Manes cree que puede mezclarse ahí. Con su forma de ser disruptiva de la política tradicional. Sus dichos parecieran querer romper ese molde y marcar la cancha sobre lo que está dispuesto a hacer. Le falta aún camino por recorrer. Si las PASO se eliminan le será más difícil aún, por lo que le convendría encolumnarse con el pensamiento mayoritario de la coalición. Los radicales tienen además otros referentes de peso con proyección nacional: Lousteau, Morales, Cornejo, Tetaz podrían darle pelea. Más allá, florecen los candidatos del PRO, condicionados por cada movimiento de Macri. Tanto ego, tanto ego, habrá dicho Manes, porqué me tengo que quedar atrás.
Entre tanto bosque, a ningún candidato opositor que se precie de tal, le convendría olvidarse de quién tiene enfrente. Ha pasado otras veces. Con la foto de hoy suena casi titánico pero en política todo es posible. Alguna encuesta seria, las hay pocas, afirma que se ha producido en estas semanas una ‘transferencia’ de expectativas. Lo que antes concentraba Alberto Fernández, parece mudarse lenta pero irremediablemente a Sergio Massa. Bien podría Cristina echar mano a eso y buscar repetir, con bemoles, la experiencia del 2019. No significa que la sociedad los acompañe, pero un año es una eternidad. En Argentina el tiempo es chicle. Y los humores cambian. Si no lo saben, ese mismo tiempo se encargará de hacérselos entender.