RONTALTEX
Gastón Silva, el operario de Rontaltex que sigue sin ser incorporado a pesar de los reiterados fallos judiciales a su favor
Tiene 41 años y en noviembre de 2018 fue despedido junto a otros diez compañeros, a pesar de tener tutela sindical. La Justicia obligó a la empresa del Parque Industrial a reincorporarlo en varias instancias, pero la textil se negó sistemáticamente. Ahora, su causa llegó al Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos.
Luciano Peralta Cada tanto, vemos en los medios de comunicación su nombre. Asociado siempre con la empresa en la que trabajó poco más de 12 años. Desde el 8 de noviembre de 2018, cuando fue despedido junto a diez compañeros, los títulos se repiten: “Ordenan a Rontaltex reincorporar al secretario gremial Gastón Silva”; “Denuncian que Rontaltex no cumple con fallos judiciales para reincorporar al secretario gremial Gastón Silva”; “Rontaltex volvió a perder en la Justicia y deberá reincorporar a un operario”; “Tras la decisión judicial a favor del delegado, Rontaltex le impidió el ingreso”, etc., etc. Pasaron más de dos años de iniciado el conflicto. La firma Rontaltex, instalada en el Parque Industrial Gualeguaychú (PIG) desde finales de los ‘80, sigue incumpliendo los fallos judiciales. Silva continúa sin poder trabajar y ahora, después de un desgastante proceso judicial, es el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJER) el que debe dictar sentencia. En este marco, ElDía dialogó con el operario despedido, quien, además, es Secretario Gremial de la Asociación Obrera Textil de Entre Ríos, ya desde el 2016. Una década después de haber ingresado, a través de Manpower -empresa de recursos humanos-, a Rontaltex, para ser enconador de hilados.
“En 2012, nuestras condiciones laborales no eran buenas y nuestro salario tampoco. Para que te hagas una idea, había compañeros que trabajaban de alpargatas y, para hacer un sueldo aceptable, teníamos que estar metidos en la fábrica 12 horas, haciendo horas extras, de lunes a lunes. Entonces nos empezamos a organizar con los compañeros, que en ese momento éramos cerca de 140, y presentamos en el sindicato una carta petitoria firmada por todos los operarios y operarias. Desde el sindicato no nos dieron bola, por lo que hablamos directamente con la empresa”, contó Silva. Pero la respuesta no fue, precisamente, la que esperaban: después de esa presentación, dos trabajadores fueron despedidos. Lejos de quedarse de manos cruzadas, redoblaron la apuesta: el 1° de mayo realizaron un paro de actividades y una protesta en la puerta de la fábrica. Lo que generó, días después, la reincorporación de los despedidos y la concreción, tanto de las mejoras salariales como de las mejoras en las condiciones de trabajo. "En 2018 la empresa empezó con las suspensiones, los retiros voluntarios, en ese momento ofrecían el 70% de lo que nos correspondía y en 12 cuotas, y los despidos" Ese proceso decantó en la organización interna de los trabajadores y en la exigencia, al sindicato textil, de un llamado a elecciones. En agosto de ese mismo año, la nueva lista ganó la elección y Silva comenzó a ser delegado de la comisión interna de la empresa. Su agrupación fue reelegida en 2014 y en 2016, y ese año asumió como Secretario Gremial del sindicato a nivel provincial, cargo que, al prolongarse los mandatos durante la pandemia, todavía ocupa. “En 2018 la empresa empezó con las suspensiones, los retiros voluntarios, en ese momento ofrecían el 70% de lo que nos correspondía y en 12 cuotas, y los despidos. Ellos siempre dijeron que estábamos en crisis, pero la fábrica venía produciendo normalmente. Si bien había caído la demanda, por la apertura de las importaciones y todo ese contexto, nosotros seguíamos trabajando igual que siempre”, aseguró el trabajador. Despidos y causa judicial En medio del conflicto sindical con la textil, los trabajadores organizados solicitaron al gremio, con sede en Gervasio Méndez y Sarmiento, que llamase a elecciones, ya que los mandatos estaban vencidos. “Nosotros nos reunimos con el secretario general (Marcelo Martínez, quien quedó al frente del sindicato tras el fallecimiento de Darío Ricciuti) y se lo pedimos. Él se comprometió a convocar a alecciones, pero al día siguiente nos empezaron a llegar los telegramas de despido, a mí y a diez compañeros más”, relató Silva. Y agregó: “Los diez compañeros fueron despedidos sin causa y no se les pagó la indemnización, y a mí me armaron una causa que cayó por su propio peso. A la semana, cuando nos presentamos en el Juzgado Laboral, la Justicia pidió la nulidad, sobre todo por la tutela sindical que me corresponde”. A los pocos días, la Secretaría de Trabajo de Entre Ríos dictó la conciliación obligatoria, por lo que los 11 despedidos debían presentarse a su puesto de trabajo. Pero al llegar a la planta del PIG se les negó el ingreso. “Ahí empezó la catarata de desobediencia por parte de la empresa”, expresó Silva. “En diciembre de ese 2018 salió la medida cautelar, que había presentado en el Juzgado Laboral N°2 de Gualeguaychú, para que me dejen ingresar, pero se volvieron a negar. Al mes, más o menos, salió el primer fallo del mismo juzgado que dice que me tienen que reincorporar y pagarme los salarios caídos. Entonces, me volví a presentar y volví a quedarme en la puerta de la empresa porque, otra vez, no me dejaron entrar”, relató. Desde enero hasta octubre de 2019, cuando fue reincorporado, la firma no se ajustó a lo dispuesto por la Justicia, por lo que debió pagar multas diarias. “Cuando volví, pensé que se había terminado el conflicto, pero me di cuenta que recién empezaba. Me separaron de mis compañeros, aislado en un depósito, me cambiaron los horarios para que no me cruce con ninguno de ellos, y me pusieron una cámara de seguridad arriba de la cabeza. Por supuesto que lo denunciamos, porque el fallo dice que me tenían que reincorporar a mi puesto de trabajo”, explicó. "Cuando volví, pensé que se había terminado el conflicto, pero me di cuenta que recién empezaba" El 25 de noviembre, a menos de dos meses de ser reincorporado, cuando quiso ingresar a la planta, otra vez, le impidieron la entrada. “Son las órdenes”, fue la explicación que le dio el empleado de seguridad de la puerta. Esta vez el despido fue sin causa, y se volvió a repetir todo lo vivido: la Justicia ordenó su reincorporación, la empresa no accedió; luego, salió el fallo de la primera instancia, y Rontaltex volvió a desobedecer; en noviembre del año pasado la Cámara de Apelaciones confirmó el fallo, pero, como era de esperar, Silva no pudo ingresar a su lugar de trabajo. Ahora, la causa está en el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos. Y el operario despedido, fuera de la empresa. En su casa, junto a su compañera, su hijo y su hija. “Esperando, otra no queda”, sostuvo, mate en mano. Más allá de todo este largo proceso, Silva realizó una denuncia por desobediencia a los fallos judiciales, en la Fiscalía de Gualeguaychú. Pero hasta ahora no han tenido novedades al respecto. ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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