Globish, el dialecto de la globalización
La fenomenal interdependencia entre los países ha alumbrado una variedad lingüística internacional: el globish, un inglés simplificado creado por un ex directivo de IBM.El francés Jean Paul Nerriére ha creado y patentado así una herramienta idiomática que está siendo aceptada por políticos, cirujanos, investigadores, ingenieros, ejecutivos de empresas, por todos aquellos actores que circulan en el escenario internacional.La palabra globish es una fusión de los términos 'global' y 'english' (inglés) que pretende resumir una filosofía de comprensión mutua universal. Se trata de un experimento que, por lo pronto, interpela la condición del hombre como ser lingüístico.¿Es posible la existencia de un sistema lingüístico universal? ¿Es imaginable superar las barreras idiomáticas a través de una nueva lengua aceptada por todo el mundo? Estas preguntas, en realidad, son tan viejas como la humanidad.En el libro del Génesis se cuenta que Yahveh, ante la pretensión de los hombres de edificar una torre que alcanzara el cielo, desafiando así su soberanía, decidió que sus constructores comenzasen a hablar diferentes lenguas, provocando su dispersión.Más allá del mensaje teológico, la "Torre de Babel", así, fue la explicación bíblica de por qué los hombres han hablado siempre idiomas distintos.Alguna vez se imaginó un idioma internacional, como segunda lengua de comunicación, después del idioma natal. El "esperanto" -así se llamó- creado por el polaco de origen judío Lázaro Zamenhof en 1887, pretendía convertirse en la lengua planificada más hablada del mundo.Una cosa es cierta: aunque la diversidad lingüística, que se considera inherente a la condición humana, parece imposible de ser erradicada, no obstante han prevalecido los idiomas hegemónicos, como reflejo del dominio de un pueblo sobre otros.El caso del imperio Romano es emblemático. Su dominio político, militar y económico por Europa, África y Asia, durante siglos, convirtió al latín en idioma hegemónico, al punto que de su matriz luego se desprendieron otros idiomas.Por lo menos desde hace dos siglos ha sido claro el predominio del mundo anglosajón, primero en Occidente y después en el resto del planeta. Hay coincidencia respecto de que mientras Gran Bretaña dominó el siglo XIX, Estados Unidos hizo lo propio después, sobre todo tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín.Lo anglosajón está estrechamente ligado al sistema capitalista, al punto que se sospecha de que se trata de dos caras de una misma moneda, en el sentido de que esos dos fenómenos en realidad expresan una misma cosa.De tal suerte que el triunfo del capitalismo global, sería a la vez el triunfo del estilo de vida anglosajón. En este contexto explicativo, se comprende que el inglés se haya convertido virtualmente en el lenguaje de la globalización.Y que aparezca un fenómeno lingüístico como el globish, una versión simplificada y utilitaria del idioma de Shakespeare y Dickens, cuya virtud consistiría en dotar a quienes habitan la aldea global de un idioma limitado en su vocabulario, de fácil aprendizaje, pero que ayuda a entenderse.Con 1.500 palabras y una sintaxis precaria, este dialecto artificial que para algunos críticos se asemeja a un instrumento comercial, ha sido saludado por el British Council, el equivalente inglés de la Real Academia Española.Es llamativo, a la vez, que el inventor de este dispositivo lingüístico haya sido un ex ejecutivo de una firma multinacional. Es toda una marca de origen que habla del sesgo mercantilista que tiene la cultura de la globalización.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios