HISTORIAS DEL PAPEL Y PANTALLAS
Gracias y perdón, amigo Gutenberg

En algún desconocido momento del año 105, un cortesano llamado Ts'ai Lun fabricó lo que sería el soporte de información que más perduraría en la historia: el papel.
Por Luis Castillo*
Sabemos que los papiros egipcios fueron la más antigua forma de preservar la escritura pero, dados su fragilidad y costo de producción ―al igual que los pergaminos― hizo que se buscaran métodos más apropiados para registrar lo que debía perdurar. De esa búsqueda nació el papel, que aún persiste pese a los tantos agoreros que, con la incorporación de las nuevas tecnologías digitales, firmaron anticipada y erróneamente, su certificado de defunción soñando con que las pantallas reemplazarían por competo a los libros en versión papel. A los cuadernos. A los apuntes.
Los países más avanzados en cuanto a esa posibilidad de reconvertir por completo no solo las formas de leer sino ―y he aquí el detalle no menor― de escribir, invirtieron muchísimo dinero en lo que prometía ser la panacea educativa del siglo XXI: El mundo digital.
La pandemia sorprendió (y no tanto) mostrando cómo se agigantaban las desigualdades entre quienes tenían mayor y menor o nulo acceso a la tecnología digital.
El deterioro educativo fue notorio. La recuperación es difícil. Muy difícil. Los informes acerca de la lectoescritura en nuestros niños, niñas y jóvenes son francamente preocupantes, más aún cuando se evalúa la denominada comprensión lectora, que no es otra cosa que saber qué significa lo que se está leyendo.
Uno de los países de Europa más avanzado en educación ha dado en estos días un giro copernicano en su visión acerca de cómo avanzar no tan solo en mejorar la lectoescritura sino, lo que es más importante, cómo evitar que esta se siga deteriorando. Hace unas pocas semanas, se suspendió el plan de educación digital que se había aprobado oportunamente y será reemplazado por una inversión estatal de150 millones de euros para reintroducir los libros de texto en las aulas.
Naturalmente y, como podría esperarse, esta no fue una decisión tomada a la ligera sino que tras extensas consultas con expertos ―incluyendo neurocientistas del Instituto Karolinska, quien selecciona nada menos que los premios Nobel de medicina y fisiología― llegaron a una conclusión impactante: " la investigación del cerebro en niños muestra que no se benefician de la enseñanza basada en pantallas".
Investigadores tanto de las ciencias médicas como de la pedagogía coinciden en que la “crisis de lectura” está formando una verdadera "generación de analfabetos funcionales" instando a tomar medidas concretas que permitan incrementar los niveles de comprensión lectora.
El objetivo propuesto es tan simple como contundente: un libro por asignatura. Además, y fundamentalmente, volver a escribir a mano. Una reciente investigación indica que escribir solo con un teclado o sobre la pantalla puede afectar el desarrollo del cerebro, más aún cuando se trata de niños que están aprendiendo a leer. Como asegura una prestigiosa revista científica: “el uso de una libreta, junto con la escritura de notas, mejorará la codificación. Más específicamente, la utilización del papel mejora el proceso de asociar el qué y el dónde de la información, específicamente en el hipocampo (parte del cerebro involucrada en la codificación y el proceso de retención de memoria) que se puede estudiar a un nivel neurológico.”
En definitiva, no se trata de demonizar la tecnología sino de evitar que una cosa reemplace totalmente a la otra ya que nuestro cerebro es producto de la evolución a base de estímulos que, de perderse, se convierten en involución. Menos aún creer que para tener niños y jóvenes más intelectualmente desarrollados se precisa inevitablemente de la conexión digital y de las redes. No. Lápiz y papel. Libros y cuadernos. Maestro, maestra y alumno. En definitiva, la interacción, el afecto y la mirada del docente a través de las palabras y las letras dibujadas, no pueden ser reemplazadas por una máquina. No, al menos, si queremos seguir siendo seres humanos.
*Escritor, médico y concejal por “Gualeguaychú Entre Todos”