LOS RESULTADOS DE LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL
Hablar de las emociones cambia vidas: Le experiencia de la docente de teatro que revolucionó a toda una escuela
Se llama Carina Peralta y el último martes presentó la obra “Mi corazón, un mundo de emociones”, protagonizada por 40 estudiantes de la Escuela N° 8 “Coronel Rosendo María Fraga”. Hubo familias enteras que pisaron la sala del Teatro Gualeguaychú por primera vez.
Luciano Peralta
Existe una realidad mediática, impuesta por los oligopolios comunicacionales, y una agenda mediática, construida en las más altas esferas del poder. Desde esa privilegiada tribuna, esta semana, el diputado Javier Milei, un panelista de TN a esta altura, volvió a cuestionar la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas, al sostener que “es un mecanismo por el cual lo que se hace es deformarle la cabeza a la gente”.
Como todo lo que sucede en el canal estrella del multimedio más grande del país, a los pocos minutos las declaraciones del diputado con aspiraciones de presidente ya eran títulos de portales y radios, a lo largo y a lo ancho de Argentina.
Pero además de esta realidad mediatizada, hegemónica y arrolladora en términos del poder de difusión que tiene, existen otras realidades, mucho más genuinas, mucho menos preconfiguradas, más reales en definitiva.
Eso fue lo que sucedió el martes pasado en la sala del Teatro Gualeguaychú. De la mano de la profesora de teatro Carina Peralta, 40 estudiantes de entre los 9 y los 12 años de la Escuela N° 8 “Coronel Rosendo María Fraga”, ubicada en la zona norte de la ciudad, presentaron la obra “Mi corazón, un mundo de emociones”, en la que se trabaja uno de los cinco ejes de la ESI, la afectividad.
La presentación fue todo un éxito. Porque fue la primera vez que estudiantes de esa escuela pisaron el escenario principal de la ciudad, porque abajo, en el público, estaban sus familias y buena parte de la comunidad educativa y porque, como destacó la propia docente de teatro, logró demostrar que “con amor todo se puede, yo sabía que ellos podían y logramos que ello se convenzan de que es así”.
“Hace tiempo que vengo trabajando con Titeremoción, un proyecto que gané en un Culturar Guale para hacer ocho escuelas ya voy más de cincuenta, y lo voy a seguir haciendo. Obviamente, todo ad honorem”, contó la docente sobre el proyecto que le abrió puertas en casi todas las escuelas de la ciudad.
“El objetivo es que el chico pueda conocer las emociones y expresarlas, que no crea que una emoción es buena y otra mala, sino que todas son parte de nuestros sentimientos. La obra presentada también va en este sentido, trabajamos con la vergüenza, el enojo, el miedo, la tristeza y la alegría”, relató Carina, todavía emocionada por los mensajes y las muestras de agradecimiento y amor que generó la presentación del martes.
“El teatro es sanador, nos ayuda a redescubrirnos, a conocernos mejor. Desde julio fue un proceso super rico, en ese sentido, para lograr sacar lo mejor de cada uno. Y hacerlo desde la ESI, sobre todo desde el eje de la afectividad, es muy valioso. Yo creo que es el primer eje a tratar, porque cuando uno puedo expresarse, decir lo que siente, lo que le está pasando, eso se puede abordar, ese chico puede ser escuchado y contenido”, agregó.
Desde la ESI, que se desprende de la Ley 26.150, la dimensión afectiva propone incluir los aspectos relacionados a los vínculos, sentimientos, valores y emociones que constituyen al ser humano, desde la perspectiva integral de la sexualidad. Por esto se hace indispensable que las escuelas enseñen a reflexionar sobre actitudes como la escucha, la empatía, la solidaridad, la inclusión, el respeto y el amor. Y esto se logra a partir de entender el lugar que tienen los vínculos entre las personas, además de comprender como el contexto en que vive cada niño, niña o adolescente le ayuda o condiciona en su aprendizaje.
“Todo se puede cambiar, hasta la realidad más compleja. El teatro es esperanzador, porque desde ahí se puede mostrar que otra realidad es posible, porque ellos se subieron al escenario del Teatro Gualeguaychú y fueron las estrellas. Imaginate lo que significa eso para nosotros, para las familias y para los propios nenes y nenas”, destacó Carina. Y dejó para lo último una imagen que grafica el éxito de su misión como educadora y el de toda una comunidad educativa: “cuando terminó la obra, detrás del escenario muchos de los chicos lloraban de la emoción, y no se reprimían nada, lo vivieron con mucha alegría”.