Hacia una ganadería que respete el pastizal
El pastoreo continuo, método tradicional de uso ganadero, ha deteriorado los pastizales naturales, pero también la fauna de ese ecosistema. Sin embargo, hay experiencias que buscan revertir este cuadro, incluso en Gualeguaychú, zona históricamente ganadera.El proyecto "Pastizales y Sabanas del Cono Sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en Argentina", que impulsa la ganadería sustentable, es co-ejecutado por Aves Argentinas-AOP (AA) y Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA).El emprendimiento es financiado por el Banco Mundial, y cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Administración de Parques Nacionales (APN).El modelo está siendo implementado en cuatro sitios piloto: los pastizales de Gualeguaychú y zona de influencia (Entre Ríos); pastizales de Bahía Samborombón (Buenos Aires); sabanas de San Javier (Santa Fe); y campos del río Aguapey (Corrientes).Según la información proporcionada a este diario, en territorio entrerriano se han sumado a la iniciativa los propietarios de los siguientes campos: La Aurora del Palmar (Ubajay), La Filiberto (Ibicuy), La Catalina (Victoria) y Estancia Campo Bajo (Ceibas).El énfasis puesto en una producción ganadera sustentable, que supone la aplicación de una serie de técnicas específicas y un manejo diferente de los campos, permite básicamente preservar el bioma pastizal, que cubre tan sólo el 25% de la superficie terrestre. Las tierras de pastizal son definidas como aquellas áreas en las que por condiciones climáticas, topográficas y/o de suelo no son susceptibles de cultivo, y que en cambio pueden ser aprovechadas por ganado y fauna silvestre.Desde el punto de vista económico, el pastizal brinda el forraje que la ganadería utiliza para producir alimentos y fibra. Desde el lado ambiental, mantienen los suelos fértiles, regulan el ciclo del agua y en él se verifica la coexistencia de la fauna doméstica y silvestre; además contribuyen al balance de gases de la atmósfera y contienen el 20% del stock de carbono en el suelo del mundo.El proyecto tiene como cometido conservar la biodiversidad del pastizal natural (lo que incluye la variedad de animales y plantas presentes en ese ecosistema) haciendo que los productores agropecuarios compatibilicen su actividad productiva con el medio ambiente.Con cerca de 100 millones de hectáreas de superficie, los Pastizales del Cono Sur Sudamericano (también conocidos como pampas), constituyen uno de los pocos ecosistemas de praderas y sabanas templadas del mundo y son reconocidos como una prioridad de conservación.Son compartidos por 4 países que integran el tratado del Mercosur: Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina. La región es dueña de una notable diversidad biológica (particularmente notoria en especies vegetales, muchas de ellas con valor económico para la humanidad, y aves, muchas globalmente amenazadas).El problema es que los pastizales, en un alto porcentaje, sufren el sobrepastoreo, poniendo en peligro así la biodiversidad. Por tanto, un manejo ganadero responsable, mediante la aplicación de técnicas adecuadas, procura atar el interés de la producción con la conservación.Por otro lado, la calidad mundialmente reconocida de las carnes argentinas reside en la tradición de alimentar animales a campo y a base de pasto, algo que se valora y premia en el mercado.En este sentido, la producción de "carne de pastizal", es decir de un producto nutritivo, sano y amigo de la biodiversidad, aparece como una opción comercial ventajosa para el productor ganadero.
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