Hay estructuras de pecado y opresión
Decíamos hace un par de semanas atrás "los pobres primero". Esto implica un compromiso lúcido de la sociedad y de cada uno. De modo muy claro se percibe que son imprescindibles dos tareas a desarrollar simultáneamente: asistencia a los pobres y cambios sociales.Asistir implica socorrer las necesidades más urgentes: alimentación, salud, educación, vivienda. Frente a las necesidades concretas elementales no se puede esperar, es imperioso actuar ya. Las consecuencias de la desnutrición de la mamá en el embarazo y en el niño en los primeros años son gravísimas e irreversibles. Que un abuelo viva en la calle, le expone a enfermedades y cada invierno a la intemperie le va empujando a la muerte.En varias ciudades del país hay grupos de personas que salen a la noche a dar de comer quienes viven -si así podemos decir- en la calle. En esos grupos la mayoría son jóvenes. Es una tarea exigente y de gran generosidad. Y hay que estar preparados para asomarse ante esas vidas lastimadas respetando el pudor y no herirlas con la mirada o un gesto.Al mismo tiempo, debemos dedicarnos también a realizar cambios sociales. Existen estructuras sociales que son injustas y generan injusticia. Por ejemplo: que dos niños nacidos el mismo día tengan 20 años menos o más expectativa de vida según el lugar de nacimiento, es una estructura injusta e inequitativa. Lo mismo podemos decir del acceso a la alimentación, al agua, a la educación.Es como si dijéramos que hay estructuras que fabrican pobreza, que expulsan de la escuela, que ponen barreras al desarrollo y la dignidad humana.No sólo es cuestión de dar de comer al que vive en la calle, sino también trabajar para que nadie sea empujado a vivir en la calle. No sólo organizar un comedor en el barrio, sino también trabajar para que todas las familias puedan comer en su propia casa y sobre una propia mesa, ganando el pan con el sudor de su frente. Devolviendo dignidad con posibilidades de trabajo concreto.Además de atender las necesidades más urgentes, paralelamente hay que construir entre todos estructuras más justas. Esta tarea será posible si la hacemos en desarrollo con otros organismos e instituciones buscando fortalecer redes y vínculos sociales.Esto requiere de políticas públicas estatales que afiancen un orden social justo.La pobreza duele. La falta de dignidad duele. Todos podemos sumarnos desde nuestro lugar para modificar esta estructura que oprime a tantos hermanos nuestros que sufren.Todos somos responsables de promover la unidad de los argentinos para buscar el bien común.¡Y feliz Día de la Patria para todos los argentinos! * Obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
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