Ingresos sin margen para la tacañería
El tacaño es aquel que pudiendo gastar no lo hace, por una deformación exagerada del instinto de economía. Pero el 67% de los argentinos, según un estudio privado, no podría darse este lujo extravagante de austeridad, aunque quisiera."Tacaños extremos", así se llama la serie que emite el canal de cable TLC (The Learning Channel, propiedad de Discovery Comunications), donde se retrata a personas afectadas por la mezquindad en Estados Unidos.Pese ha haber crecido en una de las mayores sociedades de consumo del mundo, estas personas han hallado en las privaciones una forma de voluptuosidad (un placer oculto).La vieja avaricia opera, así, en situaciones francamente ridículas como la de descargar el agua del inodoro una vez por semana o reciclar el hilo dental. Los ejemplos televisivos muestran hasta dónde puede llegar el tacaño.Por ejemplo Victoria (Columbus, Ohio), que logró hacerse millonaria por esfuerzo propio y mucha austeridad, ante cámaras y sin inmutarse hizo que su novio Steve orine en recipientes personalizados (que luego vacía en el jardín de su casa) para descargar menos veces el inodoro y evitar con ello el aumento del importe de la factura del agua.Kay (Nueva York), pudiendo ir a los mejores restaurantes de Manhattan, encuentra sin embargo la mayoría de sus comidas en la basura, y no tiene reparo en disfrazarse de pordiosera para ir en su busca.En cuanto a Roy (Huntington, Vermont), recicla su hilo dental hasta que se rompe, fabrica sus propios productos de limpieza para el hogar y reutiliza el café molido varias veces. Además sólo come helado si se trata de una muestra gratuita.El avaro suele verse a sí mismo como una persona que sabe ahorrar, por lo tanto cree tener una virtud. Sin embargo, la tacañería es una patología del instinto de economía.La diferencia reside en que mientras la persona que ahorra lo hace con un fin específico (cambiar el auto, irse de vacaciones, comprar una casa, dejarle un capital a los hijos), el avaro no suele tener un objetivo que justifique sus privaciones.En el diccionario la palabra tacaño tiene estos sinónimos: avaro, mezquino, cicatero, miserable, apretador, amarrete. En cuanto a los antónimos figuran: dadivoso, generoso, bondadoso, desprendido, pródigo.Mientras en el avaro el acto de acumular constituye un fin en sí mismo, en aquel que ahorra es un medio para garantizarse otras cosas. Entre los argentinos, la clase media se ha ufanado de ser ahorrativa, como un mecanismo de progreso social.En una economía sin moneda (por efecto de la inflación, el peso ha dejado de ser "reserva de valor"), el dólar y los ladrillos han sido históricamente los instrumentos de ahorro predilecto.Pero ahora, a juzgar por algunas estadísticas, la tacañería no sería un problema, porque hay escaso margen para acumular. El 67% de los argentinos no tiene capacidad de ahorro o inversión, mientras que el 21% tiene poca capacidad.Eso dice el último informe de la consultora 'Opinión Pública, Servicios y Mercados' que dirige Enrique Zuleta Puceiro. Siete de cada diez argentinos, según el relevamiento, se han visto obligados a reducir el consumo de algún bien o servicio en el último tiempo (no salen a comer afuera, compran menos ropa, etc.).Se trata en realidad de un ajuste obligado de los bolsillos. Una experiencia alejada de aquel trastorno monetario que encuentra disfrute en la acumulación, si cabe describir así a la tacañería.
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