Inmersos en la era en la manipulación
En la sociedad contemporánea, donde abundan las técnicas de persuasión masiva, predomina un paradigma donde las personas son degradadas a objetos de manipulación. La auténtica convivencia humana supone reciprocidad y respeto mutuo entre las personas. Ver al otro como un "tú", reconocerlo en sí mismo, en su plena dimensión personal, obliga a un trato respetuoso e igualitario.La alteridad se corrompe cuando la otra persona deja de serlo y queda rebajada a una cosa o instrumento, como una pala o un martillo. Es allí, entonces, que tiene lugar la manipulación o el uso de la relación.Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española manipular significa (en su tercera acepción): "Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares."Se entiende por manipulación un ejercicio velado, sinuoso y abusivo del poder. Los estudiosos del fenómeno, aseguran que en él intervienen dos partes, con características diferentes.Por un lado está el manipulador, que actúa consciente y deliberadamente sobre el otro. Enfrente está el manipulado, que cree disponer libremente de sus acciones e ignora que las mismas están condicionadas por la acción del manipulador.Es decir aquí la parte dominante se impone a otras personas en virtud de que éstas carecen de control, conciencia y conocimiento sobre las condiciones de la situación en que se encuentran.Se trata de un ejercicio del poder donde la "imposición" encubre la naturaleza de sus motivos, medios y fines. Las víctimas de esta maniobra son reducidas al papel de crédulos y maleables actores, quienes no ofrecen resistencia.Si logra sus propósitos, el manipulador no tiene que recurrir al uso manifiesto de la fuerza, ni a la coacción física palpable u otros medios evidentes de ejercer presión.Las dimensiones en que se puede verificar este rebajamiento humano son muchas. Existen relaciones de manipulación en el seno de las familias (padre-hijo, madre-hijo, marido-mujer, etc.), pero también en contextos más amplios.La política, especialmente, es un cambo en el cual el ciudadano, sujeto de derecho, puede ser usado como simple objeto. Las relaciones "clientelares" que establece el Estado implican, justamente, un trato en el cual se tiene de rehenes a personas necesitadas, devenidas en blanco de manipulación del gobernante de turno.Los líderes políticos, además, a través de diversas técnicas propagandísticas, pueden presentar una visión sesgada de la realidad e inducir a ciertas franjas de la población a pensar y actuar de determinada manera.Pratkanis y Aronson (1991), definen la propaganda en estos términos: "La sugestión o influencia masiva, a través de la manipulación de símbolos y de la psicología del individuo".La propaganda, así vista, buscaría no una adhesión leal del receptor -apelando a su racionalidad- sino que sería una estrategia de acción psicológica.Idéntico lenguaje utiliza la publicidad, aunque ésta trata de ganar clientes y aumentar las ganancias. Los usuarios y consumidores de bienes y servicios, en efecto, suelen ser bombardeados con mensajes que manipulan el inconsciente psicológico.También existe la "manipulación informativa". Con esta expresión se alude a como los medios de comunicación tergiversan los acontecimientos, ofreciendo información distorsionada, con el claro propósito de servir a unos intereses determinados.
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