La adolescencia tardía, una tendencia de época
Mientras en los '70 se consideraba que a los 24 años se ingresaba a la adultez, hoy se toman los 29 o 30 años como límite de la juventud. Un cambio de época que genera controversia.Aunque es difícil generalizar las condiciones de vida y las experiencias de los jóvenes en diferentes sociedades y países, para muchos teóricos los rasgos de la adolescencia extendida se han hecho globales.Algunos insisten, de hecho, en que hay que reconocer la existencia de una nueva etapa vital en el desarrollo humano. Eso piensa el psicólogo norteamericano Jeffrey Jensen Arnett."El concepto de adultez emergente surge porque los jóvenes adoptan más tardíamente los roles adultos de trabajo estable, casamiento y paternidad, haciendo que los mayores los vean como egoístas y los malinterpreten, sin entender que no se trata de un cambio generacional sino permanente", escribió.En Italia se habla del fenómeno de los "mamoni" o "bamboccini", los hijos que se quedan en la casa de los padres hasta tan tarde como los 40 años. Estos cómodos habitantes de los hogares paternos, ¿son acaso inmaduros egoístas?Para algunos, la estructura psicológica de este nuevo tipo de joven finca en una impresión radical de que la vida es fácil, sobrada, sin limitaciones trágicas. Se trata de alguien a quien la vida regalada lo habría hecho más individualista y satisfecho de sí mismo.La psiquiatría ha acuñado el concepto del "síndrome de Peter Pan" para describir a un adulto que es temeroso de las obligaciones y compromisos que se niega a actuar de acuerdo a su edad.De acuerdo con el cuento de James Matthew Barrie, Peter es un niño pequeño que rehúsa crecer y que convive con otros niños de su misma edad -que son llamados "niños perdidos"-, en el país de Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas como por hadas y sirenas.Allí el personaje del cuento vive numerosas aventuras fantásticas durante toda la eternidad. ¿Cabe acaso caracterizar a los jóvenes posmodernos como los legítimos émulos de Peter Pan?La demora en la transición a la adultez se da en una civilización en que, más allá de las dificultades económicas, sobran medios que favorecen la vida. Comparada con otras épocas de escasez, globalmente ésta es una sobrada de posibilidades.El filósofo Ortega y Gasset, a principios del siglo XX, especuló sobre el perfil psicológico del hombre medio que habita en las grandes urbes, cuyas posibilidades de gozar habían aumentado de una manera inédita respecto del pasado.El pensador español creía que la abundancia tenía un potencial enorme para ablandar la vida de las personas, haciéndolas más caprichosas, como si fuesen niños mimados. "Pero el auténtica plenitud vital no consiste en la satisfacción, en el logro de la arribada", corregía Ortega.Y citaba a Cervantes, el creador de El Quijote, quien decía que "el camino es mejor que la posada", dando a entender que la vida pierde sentido cuando se ha secado el desear.La socióloga Analía Otero, investigadora del Conicet en el Programa de Juventud de Flacso, reconoció ante La Nación que los jóvenes son más individualistas, más prácticos y mucho menos idealistas que las generaciones pasadas"Más que culparlos por apáticos y poco comprometidos hay que ver cómo responden a una sociedad consumista y a los discursos individualistas que los rodean", reflexionó.Otros especialistas que estudian el fenómeno de la "adultez emergente" creen que hay que ser cautos a la hora de describirlo, toda vez que la realidad juvenil cambia según los países y los estratos sociales.El narcisismo juvenil, aclaran, es algo más propio del mundo desarrollado.
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