La amenaza de los fundamentalismos
El Papa Francisco acaba de advertir sobre los males del fundamentalismo, una mentalidad que subyace a versiones fanáticas de la realidad, que en el orden político llevan a la imposición violenta de un credo. En su viaje a Tierra Santa, el pontífice ha explicitado su política respecto de que la teología, en tanto concepción que determina qué acciones se consideran morales o inmorales, no puede renegar de la fraternidad humana.El diálogo interreligioso entre cristianos, judíos y musulmanes, unos de los ejes del actual papado, busca justamente expurgar a la esfera religiosa de su componente intransigente.Dicho componente hace de los creyentes de distintas religiones enemigos irreconciliables. En efecto, creerse dueño de la verdad, en ese caso sagrada, conduce a querer imponerla a toda la sociedad, si es necesario por la fuerza."La violencia en nombre de Dios es una contradicción", ha dicho hace poco el pontífice en una entrevista con el diario español La Vanguardia, no sin antes aclarar que el cristianismo cayó en el pasado en esa trampa."Con perspectiva histórica hay que decir que los cristianos, a veces, la hemos practicado. Cuando pienso en la guerra de los Treinta Años, era violencia en nombre de Dios", sostuvo.Esta violencia deriva de la "estructura mental del fundamentalismo", sostuvo el Papa, para quien en lugar de haber un choque entre las tres religiones monoteístas, el problema es la existencia en cada una de ellas de interpretaciones extremistas."Las tres religiones tenemos nuestros grupos fundamentalistas, pequeños en relación a todo el resto", refirió el Papa, quien a la vez sostuvo que el antisemitismo dentro del cristianismo es una de las vertientes del fundamentalismo."Pero usted no puede vivir su cristianismo, usted no puede ser un verdadero cristiano, si no reconoce su raíz judía. No hablo de judío en sentido semítico de raza sino en sentido religioso", sostuvo el Papa Francisco.Hay que decir, por lo demás, que dentro del Islam hay interpretaciones fanáticas, que llevan a que un musulmán crea por ejemplo que está bien hacer explotar una bomba en cualquier ciudad.Lo mismo ocurre dentro del judaísmo. Ciertos rabinos fundamentalistas alientan a los soldados israelíes a resistir las órdenes de erradicar a los pobladores de los asentamientos ilegales judíos. El argumento es que cada granito de arena en Palestina le pertenece al pueblo judío, porque le fue dado a Abraham por Dios.Pero el fundamentalismo no sólo es religioso (aunque cabe postular que surgió de sus entrañas). Algunas ideologías políticas en Occidente han incubado regímenes totalitarios que desencadenaron persecuciones a disidentes internos y guerras de conquista hacia afuera.El fundamentalismo secular pretendió así sostenerse sobre una verdad indiscutible (la intransigencia del dogma): sea la del predominio de una etnia sobre otra (nazismo o nacionalismo), o en la dictadura de una clase sobre otra (comunismo).Así como en el mundo religioso cabe la posibilidad de matar a los herejes e infieles en nombre de Dios, en los regímenes autoritarios, dominados por sectas de fanáticos, se impone el delito de opinión en nombre de una verdad política revelada.Los fundamentalismos políticos son expresiones (en un punto obsoletas) de un mundo donde en nombre de una interpretación de la realidad, única y extremista, se buscar reducir a la mínima expresión la opinión disidente, o eliminar la pluralidad de sentidos de la realidad.
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