La anomia y el “momorracho”
"MOMORRACHO" es el mamarracho nacional producido a raíz de la detención del dirigente sindical ruralista "Momo" Venegas.Por Julio MajulOpinión
Es de no creer el avance de la anomia entre muchos argentinos. La anomia (como seguramente ustedes recuerden) es la falta de respeto a las normas, especialmente jurídicas, y en general de convivencia pacífica.Veamos lo que pasa en este caso, que es patéticamente ejemplarizador sobre la decadencia de la dirigencia argentina.Un Juez Federal (o sea, nacional) sobre el cual hay múltiples sospechas de complacencia con los gobernantes, sean quienes fueran, está llevando adelante, hasta ahora con extrema seriedad, una muy difícil investigación sobre el escandaloso, aberrante, caso de las estafas con los medicamentos, estafas que todos sabemos que existen y son armadas por mafiosos enquistados en las Obras Sociales de los sindicatos.Este Juez (Oyarbide, claro) tiene preso a Zanola, dirigente paradigmático del caradurismo sindical; comparable al intocable Moyano, para dar un ejemplo clarito; este Juez, decía, tiene imputado a Cappacioli, otro conocido mafioso cercano a la Presidente Cristina; y hace unos días detiene e interroga a don Momo.Allí ardió Troya: cortes de ruta, manifestaciones, agravios, a un Juez que cumple con las normas legales; mediático, sí, como es Oyarbide; lindante con lo soberbio, como es Oyarbide; pero dentro de la legalidad.Y allí estalla un escándalo nacional: poco menos que si Momo fuera limpito e intachable como Arturo Illia u Oscar Alende, un montón de gente hace lo que no hicieron cuando se detuvo y procesó a muchos otros: se arrogan una especie de Superpoder, ejercen tal presión que el Juez decide adelantar el interrogatorio.Dato más que sugestivo sobre la impoluta figura del Momo: las patronales del campo, o sea sus supuestos adversarios (él es defensor de los peones de campo, se supone, o sea los adversarios de los patrones); las patronales del campo, en forma institucional, lo defienden enérgicamente; Moyano, supuesto enemigo en la interna de las dos CGT, lo defiende a capa y espada.Todo, entre la indiferencia de la mayoría de nosotros.Digo yo: ¿nos estamos habituando a que el prepoteo, las actitudes mafiosas, los cortes de ruta, se impongan sobre las normas legales y hasta esenciales para convivir?Digo yo: ¿qué se creen estas personas que cortan rutas, prepotean, amenazan, a un Juez que está cumpliendo su misión?¿Qué van a hacer si al final Momo no es el Impoluto que nos quieren hacer creer, y está complicado en la mafia de los medicamentos? ¿Van a ir al despacho de Oyarbide para pedirle disculpas?Y otra reflexión: ¿cuánto sabrá el Momo de cosas raras de los sindicalistas como para que salgan las dos CGT a defenderlo? ¿cuánto sabrá de cosas raras de las patronales? Otro misterio.
Es de no creer el avance de la anomia entre muchos argentinos. La anomia (como seguramente ustedes recuerden) es la falta de respeto a las normas, especialmente jurídicas, y en general de convivencia pacífica.Veamos lo que pasa en este caso, que es patéticamente ejemplarizador sobre la decadencia de la dirigencia argentina.Un Juez Federal (o sea, nacional) sobre el cual hay múltiples sospechas de complacencia con los gobernantes, sean quienes fueran, está llevando adelante, hasta ahora con extrema seriedad, una muy difícil investigación sobre el escandaloso, aberrante, caso de las estafas con los medicamentos, estafas que todos sabemos que existen y son armadas por mafiosos enquistados en las Obras Sociales de los sindicatos.Este Juez (Oyarbide, claro) tiene preso a Zanola, dirigente paradigmático del caradurismo sindical; comparable al intocable Moyano, para dar un ejemplo clarito; este Juez, decía, tiene imputado a Cappacioli, otro conocido mafioso cercano a la Presidente Cristina; y hace unos días detiene e interroga a don Momo.Allí ardió Troya: cortes de ruta, manifestaciones, agravios, a un Juez que cumple con las normas legales; mediático, sí, como es Oyarbide; lindante con lo soberbio, como es Oyarbide; pero dentro de la legalidad.Y allí estalla un escándalo nacional: poco menos que si Momo fuera limpito e intachable como Arturo Illia u Oscar Alende, un montón de gente hace lo que no hicieron cuando se detuvo y procesó a muchos otros: se arrogan una especie de Superpoder, ejercen tal presión que el Juez decide adelantar el interrogatorio.Dato más que sugestivo sobre la impoluta figura del Momo: las patronales del campo, o sea sus supuestos adversarios (él es defensor de los peones de campo, se supone, o sea los adversarios de los patrones); las patronales del campo, en forma institucional, lo defienden enérgicamente; Moyano, supuesto enemigo en la interna de las dos CGT, lo defiende a capa y espada.Todo, entre la indiferencia de la mayoría de nosotros.Digo yo: ¿nos estamos habituando a que el prepoteo, las actitudes mafiosas, los cortes de ruta, se impongan sobre las normas legales y hasta esenciales para convivir?Digo yo: ¿qué se creen estas personas que cortan rutas, prepotean, amenazan, a un Juez que está cumpliendo su misión?¿Qué van a hacer si al final Momo no es el Impoluto que nos quieren hacer creer, y está complicado en la mafia de los medicamentos? ¿Van a ir al despacho de Oyarbide para pedirle disculpas?Y otra reflexión: ¿cuánto sabrá el Momo de cosas raras de los sindicalistas como para que salgan las dos CGT a defenderlo? ¿cuánto sabrá de cosas raras de las patronales? Otro misterio.
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