La atención por la salud y la edad
Una reciente encuesta corroboró lo obvio: que a medida que se tiene más edad, las personas tienen una percepción más alerta sobre la salud.El instinto de conservación, cosa común en todos los seres vivos, parece activarse cuando el hombre se muestra inseguro y se encuentra en constante peligro.La pérdida de la salud es un riesgo que se corre a medida que se acumulan los años. Es que el cuerpo va perdiendo vitalidad con el paso del tiempo. Sus energías decaen a medida que la biología va envejeciendo.De ahí que la percepción sobre el cuidado del propio cuerpo y la comprensión de las enfermedades varíen con la edad. Esa tendencia se vio confirmada por una reciente encuesta realizada en las principales ciudades del país.La investigación buscó indagar sobre la percepción que tenía el público sobre el estado de salud. La mayoría de los que admitieron que "no se ocupan nada" de su salud tienen entre 18 y 29 años.Mientras tanto lo que responden que "se ocupan poco" tienen entre 30 y 44 años. Los que dicen que más cuidan su salud son el grupo de entre 60 y 75 años.La encuesta de Proyecto de Ipso-Mora y Araujo marca algo de sentido común: la preocupación por la salud crece con la edad. La tendencia inversa ocurre entre los que se ocupan poco y nada de "mantenerse sanos".La creencia en la omnipotencia física, la sensación de vitalidad eterna, es propia de los jóvenes, quienes justamente a causa de esto no se cuidan como debieran o toman riesgo respecto de la salud.Muchos fuerzan el cuerpo a comer cuando no tienen hambre, a beber cuando no tienen sed, a estar en vela cuando se tiene sueño, a llenarse de humo los pulmones cuando tienen necesidad de aire puro, a llevar en suma un estilo de vida que trastorna los ritmos y funciones del cuerpo.Otros pueden maltratar y abusar del físico porque ven en él un instrumento de rendimiento apto para acompañar la carrera consumista. Lo sobrecargan con un trabajo excesivo (por que ganar dinero es importante).Y a veces lo sobreexigen con una utilización del tiempo libren tan trepidante como el trabajo. De hecho muchas personas quedan exhaustas tras febriles vacaciones, donde las actividades o viajes no han dado lugar al descanso.El estilo de vida contemporáneo, característico de las grandes urbes, lleva muchas veces a maltratar y abusar del cuerpo. Y desconoce que sus necesidades se reducen a poca cosa: aire, una alimentación sana, un ejercicio moderado, un tiempo de reposo y de sueño.El licenciado Lucas Klobovs, director del Proyecto de Ipso-Mora y Araujo, destacó que entre la población adulta encuestada se revela un mayor conocimiento del cuerpo y de las enfermedades que se pueden adquirir."Nos sorprendió mucho que un número tan alto diga que se ocupa de estar sano", destacó, al tiempo que señaló que la mayoría tiene una mirada interna positiva de su estado de salud, aunque aclaró que pueden estar sobreestimando la situación.En tanto, el estudio de campo trató de averiguar cómo impactaría la aparición del diagnóstico de una enfermedad crónica, que tan preparados económica y emocionalmente estaban.Mientras los jubilados se mostraron menos preparados económicamente para sobrellevar una enfermedad, son a la vez los que más capacidad emocional tienen de afrontarla, según la encuesta.La capacidad emocional aumenta con la edad. Los más jóvenes, los de entre 18 y 29 años, son los que dicen no estar "nada preparados" para hacer frente a una enfermedad.
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