La batalla de “La Vuelta de Obligado”
165 los años que se cuentan desde aquel ya lejano 20 de Noviembre de 1845. La Batalla de "La Vuelta de Obligado" fue una gesta heroica de las armas argentinas, batalla en la que quedara sentado aquello que posteriormente sentenciara con palabras firmes Don José de San Martín "...los argentinos no son empanadas que se comen sin mas trabajo que el de abrir la boca...".Fue una muestra cabal de lo que es posible cuando un pueblo siente amor verdadero a la patria; no eran aquellos guerreros personajes de comité, eran devotos férreos de Dios y de la Patria.Pero es bueno decir, y constituye un deber, denunciar que ha caído sobre aquellos patrióticos acontecimientos un silencio y olvido ignominioso, obra de los creadores de la funesta historia oficial, enemigos estos de la verdad histórica, personajes más cercanos a un ideólogo que a un historiador; más cercanos a los foráneos intereses que a la verdad que nos hará libres.Ahora bien; donde radica el por qué de dicho vergonzoso silencio. Nosotros nos atreveremos a ensayar una humilde hipótesis la cual creemos válida dado el análisis de los acontecimientos posteriores. El argumento de dicha hipótesis es el odio a Juan Manuel de Rosas, ya que fue Rosas el verdadero artífice de aquella gesta. Un Rosas que significaba la defensa a ultranza de los bienes de la Patria, un Rosas que fue modelo del gobernante católico, un Rosas que después de Obligado sería reconocido por el mundo entero como "El gran hombre de América".Pues bien, realicemos ahora una muy breve reseña de lo acontecido en la jornada del 20 de Noviembre de 1845:A las 08.30 horas se inicia el avance, y Mansilla proclama a sus hombres: "¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país. Pero no lo conseguirán impunemente. ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!". Cuando la "San Martín" se pone a tiro de las baterías, Mansilla da la señal de fuego. Trehouart y Sullivan responden con sus 96 bocas de fuego, de mayor alcance y potencia (estaban equipados con los nuevos cañones Paixans, de retrocarga, ánima rayada y bala cónica explosiva, calibre 80) ante los pequeños y anticuados cañones argentinos. La "San Martín" se apresta a cortar las cadenas cuando de improviso el viento calma totalmente. Obligada a echar anclas, queda adelantada y aislada del resto de los buques que, por falta de viento, no pueden avanzar para protegerla. Convertida en blanco de las cuatro baterías argentinas, la "San Martín" registra un oficial y 44 hombres fuera de combate, dos cañones desmontados y la arboladura próxima a caer. Una bala corta la cadena del ancla, la corriente la arrastra río abajo y deriva hecha una criba, atravesada por más de cien cañonazos, hasta que queda fuera del alcance de las baterías. Trehouart la abandona e iza su insignia en la "Expeditive". La acción es más difícil de lo que suponían los atacantes, y también el "Dolphin" y el "Pandour" deben abandonar la línea de fuego a causa de sus muchas averías.A las 15 los argentinos están casi sin municiones. Juan Bautista Thorne, en la destrozada batería "Manuelita", rodeado de cadáveres, dispone solamente de 8 tiros. A las 17 hace el último disparo, y una granada enemiga lo derriba. "No ha sido nada", dice al levantarse, luego de haber golpeado violentamente contra el tronco de un tala, pero de resultas de esta herida quedó definitivamente privado del oído, por lo que a partir de entonces se lo conoció, cariñosa y admirativamente, como "el sordo de Obligado". Las restantes baterías son solo restos que cesan el fuego por falta de pólvora y municiones. Álvaro de Alzogaray, en la "Restaurador", ha disparado a las 16 su última andanada. La Vuelta de Obligado ya no contesta al fuego del agresor.
Cuando la munición de los defensores se terminó, al callarse las baterías, recién entonces se atrevieron los enemigos a realizar la operación de desembarco. Hotham, mediante señales, pide apoyo a Trehouart. A las 17.50 los 325 infantes de marina de Sullivan llegan a tierra cerca del amarradero de la cadena. Los defensores los esperan con una carga al arma blanca. Sin embargo, la metralla enemiga, unida a los cohetes a la "Congreve" de los anglo-franceses, diezman a la infantería argentina.Pese a ello, los ingleses son arrollados y corridos hasta sus botes. Mansilla cae herido por un casco de metralla. Lo sustituye el coronel Francisco Crespo, que sostiene el contraataque. Desembarcan franceses de la "Expeditive" y la "Procide" en apoyo de los ingleses. A las 20, Crespo se repliega a las barrancas. Obligado ha caído. Los únicos prisioneros son los heridos graves que recogen los ingleses y franceses para llevarlos a bordo.
Las bajas argentinas son numerosas por el heroísmo demostrado en la defensa de la posición: 250 muertos y 400 heridos. El agresor, por su parte, tiene 26 muertos y 86 heridos, y las averías causadas a sus buques obligan a la escuadra a permanecer cuarenta días en Obligado, a fin de realizar las reparaciones de mayor urgencia.
Tal es, brevemente, el encuentro de la Vuelta de Obligado: para los invasores una victoria a lo Pirro; para los defensores: la batalla de la Soberanía. Hasta algunos unitarios se conmueven, y Martiniano Chilavert escribe a Oribe desde Río Grande ofreciéndose para tomar su puesto en el ejército de la patria: "El estruendo del cañón de Obligado resonó en mi corazón; desde este instante un solo deseo me anima: el de servir a mi patria en esa lucha de justicia y de gloria".
Para cerrar esta humilde semblanza de lo acontecido en Obligado, dejaremos escrito los nombres más representativos de aquella gesta; nombres en los cuales van representados cada uno de los varones argentinos que se batieron con alma y vida contra el invasor. Recordemos:
- Gral. Lucio Mansilla- Ayudante Mayor de Marina Álvaro José de Alzogaray- Teniente de Marina Eduardo Brown- Teniente de Artillería Felipe Palacios- Teniente coronel Juan Bautista Thorne- Coronel Ramón RodríguezPero si algo le restaba a estos valientes y a ese gran argentino que fue Don Juan Manuel de Rosas era la condecoración más alta, la sentencia irrefutable del Padre de la Patria:...jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos... Esta opinión demostrará a usted, mi apreciable general, que al escribirle, lo hago con la franqueza de mi carácter y la que merece el que yo he formado de usted. Por tales acontecimientos reciba usted y nuestra patria mis más sinceras enhorabuenas"."Gloria y Honor a los caídos en Obligado"¡Viva Don Juan Manuel de Rosas!Área de Historia, Centro de Extensión "Don Julio Irazusta"
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