La bonanza está atada a la demanda asiática
Con una fuerza no vista en décadas, Argentina y Latinoamérica disponen de una producción que tiene alta demanda internacional. China e India explican este viraje histórico del comercio mundial.El dato central es que los países "emergentes" han atravesado airosos la crisis mundial de 2008. En tanto que el mundo rico está en "emergencia" y con pronóstico reservado.Desde la década del '20, en el siglo pasado, el país llamado alguna vez el "granero del mundo", no vivió una bonanza parecida. Si antes el trigo y la carne valían oro, y el mercado demandante era el británico, hoy la soja vuela gracias a la compra asiática.El rompecabezas mundial hoy juega a favor de los commodities, de las materias primas, es decir de aquellos productos que históricamente ha producido la región latinoamericana.Los términos del intercambio (precios internacionales de las exportaciones, menos costo financiero de las importaciones) tienen signo positivo desde hace una década.Han aparecido así en la región -Perú, Méjico, Argentina, Uruguay, etc.- superávit externos capaces de financiar deudas e importaciones, generando una tasa de crecimiento sostenido.La demanda de alimentos y otros bienes básicos producidos por todas las provincias argentinas está en alza. Pero es la soja (harinas y aceites) la que encabeza la producción agroalimentaria.Lentamente, en medio de esta bonanza, muchos empiezan a preguntarse si Argentina está aprovechando esta racha excepcional, este "viento a favor".¿Está despilfarrando esta renta agraria, a través de subsidios millonarios para el consumo interno, o la utiliza para diversificar su estructura productiva, agregándole valor (trabajo e inteligencia) a otros bienes?La pregunta es pertinente porque persiste una duda: ¿cuánto tiempo más durarán los buenos precios internacionales? ¿Seguirá valiendo la tonelada de soja los 400 dólares de hoy?A esto se suma otro interrogante no menos inquietante: ¿en qué medida la sojización del país, el monocultivo, no está degradando sus suelos? ¿En qué medida Argentina no se está "comiendo" un capital estratégico: la fertilidad de la tierra?Al margen de estas cuestiones internas, hoy por hoy el país hace caja capturando la renta que le reporta el comercio mundial. La cosecha de granos treparía este año a 94,3 millones de toneladas, con una producción de soja de 55 millones de toneladas.Los analistas coinciden en que para América del Sur la cuestión clave es la convergencia con Asia. Y el eje del "nuevo mecanismo de acumulación global" está en Asia, como dice el analista Jorge Castro.¿Cómo se explica que esa zona demande tanta soja? La respuesta es que China e India han creado una vibrante clase media, gracias a la transformación capitalista de sus economías.El aumento del ingreso per cápita (que se duplica cada ocho años) y el incremento de la urbanización (250 millones de personas pasaron del campo a las ciudades en los últimos años) han cambiado radicalmente al país de Mao Tse-Tung (que políticamente sigue siendo comunista).Ahora bien, la clase media es sinónimo -en términos dietéticos- de consumo de proteínas (carnes). Pero a su vez el insumo fundamental de la producción de carnes es la soja."La ecuación de esta tendencia central de la producción agroalimentaria mundial se formula así: clase media global (China, India) = consumo de carnes = soja", resume el analista Jorge Castro.Gracias a los "sojadólares" Argentina se da el lujo -por ejemplo- de financiar una industria automotriz deficitaria en 7.500 millones de dólares (importa más de lo que produce internamente).
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