La comunidad y el miedo
Uno de los mayores enemigos del éxito, es el temor. El temor aniquila la confianza del individuo en si mismo, mata la imaginación, paraliza la razón, carcome el entusiasmo, acarrea inseguridad y engendra mas miedo.Por Guillermo Ricardo Pellegrini*Opinión - Nota IUna persona que se deja invadir por el temor, no solo desaprovecha las oportunidades que se le presentan, sino que proyecta ese temor a los demás, destruyendo también las oportunidades ajenas.Inseguridad, angustia y miedo, en el deporte, la empresa y el estado.Hoy son muchas las personas atenazadas, por la sensación de miedo. Miedo al futuro. Se sienten vulnerables en su puesto de trabajo. Temen perder su empleo y los medios para sustentar a su familia. Esta vulnerabilidad suele alimentar la resignación a una vida sin riesgos, a la codependencia de otros en el trabajo y en casa. La respuesta común de nuestra cultura a este problema, es fomentar e incrementar nuestra independencia."Voy a centrarme en mi y en lo mío"; haré mi trabajo lo mejor que pueda y fuera del trabajo me dedicaré, a lo que realmente me gusta.La independencia es un valor y un logro importante, vital incluso. El problema es que vivimos en una realidad interdependiente, y para alcanzar nuestros objetivos más importantes se precisan aptitudes y capacidades de interdependencia que superan nuestra experiencia actual.No es casual que al analizar las características de aquellas personas que a lo largo de sus vidas han triunfado en algo, exista como uno de los muchos factores comunes, uno que es sugestivo: los triunfadores siempre han sabido rodearse de personas seguras de sí mismas.Una de las enfermedades más comunes de las personas, consiste en abrir las mentes a las influencias negativas de otros. El miedo es contagioso a tal punto, que todos conocemos casos de histeria colectiva ante alguna circunstancia extraordinaria y que han finalizado ocupando trágicamente los titulares de los diarios y revistas.En el orden individual, se debe mantener la mente cerrada contra aquellas personas que desanimen o depriman. Una formula que han referido grandes hombres en la historia que debemos tener muy en cuenta.Toda persona que asume riesgos -única manera de progresar- debe luchar contra ese instinto regresivo y primario de protegerse del fracaso, pues el temor en sus mil formas, subyace agazapado en el interior de todo ser humano esperando la primera debilidad para hacerse fuerte y detener todo intento de progreso.El valor, reside en vencer ese impulso y seguir adelante con la firmeza de convicción. El débil permite que sus miedos controlen sus acciones. El fuerte, obliga a sus acciones a que controlen sus temores.Entre los innumerables síntomas que tipifican a los individuos temerosos cuatro son los más comunes y evidentes, propios de espíritus débiles. La indecisión es el primero de ellos y característico de aquellos que se acostumbran a dejar que los demás piensen y deciden por él. El exceso de precaución síntoma típico de todo derrotista empeñado de hablar siempre de las posibilidades de fracasar y conocedor de todos los caminos conducentes al desastre. El tercero es la duda, generalmente expresada por medio de racionalizaciones que procuran justificar la inacción. Y finalmente el síntoma clásico del derrotismo, la dilación o postergación, común en todos aquellos que viven dejando para mañana lo que no harán jamás. Con la gravedad de que "problema que se tapa, problema que se agranda".Quienes han hecho lugar en su mente a estos cuatro asesinos de la acción poseen un rasgo que caracteriza a todos cuantos no han alcanzado el éxito, conocen las razones del fracaso y poseen lo que consideran excusas que lo justifican. Cuando alguien justifica a la persona que se justifica, es cómplice, pierde autoridad y se espiraliza la justificación pues pasa a ser permanente.Conforman ese amplio grupo de personas fabricantes de frases famosas y de culpas ajenas. La permanente excusa. Las excusas no pueden ser utilizadas como dinero y al mundo no se les pueden pagar con ellas, alimentar la cuenta del pasivo, echándole la culpa al jefe, a la mala suerte, o a todo lo que puede ser motivo de que ese fracaso que vaga por el mundo, lleve su nombre y apellido.La única forma de vencer al miedo, es actuando. Atacándolo de inmediato apenas se hace presente, para evitar que alimentándolo por las dudas, crezca y se haga fuerte.No permita que su indecisión se apodere de su voluntad, ni que las dudas carcoman su espíritu. Actúe. Ya analizados los hechos y tomada la decisión, póngase en marcha sin temores. Es usted quien esta al mando de su vida. Usted quien debe guiarla a buen puerto. Y no dejarla navegando al garete. Los temores son los peores arrecifes que puede encontrar en la ruta y de su voluntad de triunfar depende el resultado final.Enfrente al futuro sin miedo, anímese y verá, lo que es el triunfo.Asuma el desafío hoy "...mañana es tarde...". *Licenciado en Ciencia Política
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