La conspiración avanza y Obama también decidió sumarse a ella

El pobre Insaurralde ya no sabe qué hacer. Si bien un mes y medio es mucho tiempo los números que siguen dando en la Provincia de Buenos Aires no son alentadores. Nadie podrá reprocharle de todas maneras que no hizo todo para revertir la tendencia. Hablar de seguridad, inflación o bajar la edad de imputabilidad era demasiado parecido a un sacrilegio para el decálogo kirchnerista. Pero Insaurralde lo está haciendo. Jorge Barroetaveña Y no es el único por cierto. Aunque lo de Sicioli no es ninguna novedad. En un golpe de timón resolvió dividir y separar los ministerios de Justicia y Seguridad y encaramar a un ultra kirchnerista como Granados (fue ultramenemista en los '90) para un área clave, llena de reclamos y reproches para la gestión bonaerense. Dándole una vuelta de tuerca al discurso, pero no para morigerarlo sino para endurecerlo. Lo primero que hizo Granados fue hablar de cuando le metió bala a unos delincuentes que entraron en su casa. Al mismo tiempo, Insaurralde ensaya otro gesto, revelando que están trabajando en una baja en la edad de imputabilidad, algo que va en contra de todo el ideario garantista que ha sostenido en estos años el kirchnerismo. Seguro que consejo a Eugenio Zaffaroni no le debe haber pedido.Pero el intendente de Lomas de Zamora profundizó su discurso a tono con lo que dicen las encuestas y también opinó que tendría que haber una reformulación del INDEC, ´porque así como está no sirve'. Y gestionó y pidió, con aceptación, que contingentes de gendarmes sean enviados al Gran Buenos Aires para apoyar la tarea de la policía bonaerense. A nivel nacional la Presidenta hizo lo suyo anunciando un retoque en el mínimo no imponible para que los trabajadores que perciben hasta 15.000 pesos no paguen Impuesto a las Ganancias.Después del aturdimiento inicial por los resultados, el kirchnerismo intenta salir de su letargo. Primero fue la negación, después echarle la culpa a todo el mundo y al final, aceptar el mensaje de una parte importante de la sociedad. Claro que, si algo distingue este kirchnerismo del de Kirchner, son las voces discordantes que surgen de la misma tropa oficial. Cuando el discurso parece encaminarse a recuperar el centro de la escena, merced al diálogo y lejos de la confrontación, no faltan los que patean el tablero y acaban por ser funcionales a la estrategia de la oposición. D'Elía, denunciando un golpe el 7 de noviembre no hace una gran contribución a generar la tranquilidad que la Presidenta busca. Igualmente usa un argumento al que la mandataria suele recurrir, como lo han hecho todos los presidentes que la antecedieron en el cargo. Las conspiraciones de las corporaciones siempre estuvieron a la orden del día y fueron utilizadas para agitar viejos fantasmas. Nadie podrá negar el poder de muchas de ellas, como tampoco la ineficacia de muchos gobiernos que fueron un fiasco en su gestión económica y derraparon feo en la política. Lo peor es que no son pocos los que se creen ese discurso y actúan convencidos de eso, en el oficialismo y la oposición.La gente votará el próximo 27 de octubre y se acabó la historia. Son elecciones de medio mandato en las que sólo hay en juego bancas en el Congreso de la Nación y nadie debe asustarse por eso. Si la Constitución marca un recambio obligado en el 2015, lo peor que podría hacerse es dramatizar. Y lo mejor que podría pasarle al sistema es que los partidos diriman en procesos internos quiénes serán sus candidatos, para dotarlos de la mayor legitimidad posible. En esto, a quien le cabe la mayor responsabilidad es al peronismo que, en sus distintas variantes, debería 'esmerarse' por presentar una única propuesta ante el electorado, a fin de evitar engaños posteriores. Al final, con sus dichos, Insaurralde no está demostrando estar muy lejos de lo que piensan Scioli o Massa, pues entonces sería bueno que todos definan en una interna, quiénes serán candidatos y a qué.La estrategia oficial no es ni buena ni mala, es la única a esta altura. De nada serviría radicalizar el discurso cuando al grueso de la sociedad le refracta. Es tan obvio que basta con mirar los pocos ejemplos en donde el Frente para la Victoria se impuso. En Entre Ríos el discurso de Urribarri, más allá de su alineamiento con el gobierno nacional, no suele transitar por los mismos caminos que el de la Presidenta. Y no se trata sólo de una cuestión de fondo sino esencialmente de formas. Rápido de reflejos convocó a la FAA (Federación Agraria) con un doble objetivo. Debilitar el frente agropecuario con una zanahoria imposible de resistir: una regularización de pagos del Impuesto Inmobiliario. El peso de la carga impositiva sobre el sector aumentó notablemente en los últimos dos años y las usinas oficiales midieron el impacto electoral en las PASO que esto pudo haber producido. Al mismo tiempo dejan sin una bandera a Alfredo De Ángeli, buscando que no rompa la paridad con los radicales.Claro que la dimensión de Entre Ríos ni sus problemas son comparables a la Nación donde otras cosas están en juego. Lo cierto es que el kirchnerismo dio señales de vida, tratando de recuperar el centro de la escena. Si le alcanzará para perforar el techo que marcaron las internas, es todavía una incógnita. O al menos para revertir la tendencia de caída. La Presidenta estuvo esta semana ocupada en cuestiones externas que también presionan. La resolución definitiva del problema de los hold houts provocó roces con Estados Unidos que dejó sola a la Argentina en la pelea, al menos en la reunión del G-20. "Pregúntenle a Obama si lo ven en los pasillos...", ironizó la mandataria cuando le preguntaron por qué el norteamericano se negó a incluir el tema de los fondos buitres en la agenda de la reunión. Hoy todo huele a conspiración. Hasta Obama.
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