La crisis global reaviva la cuestión impositiva
En los países centrales se debate qué hacer con los presupuestos en rojo. En el fondo la disputa gira en torno a la fiscalidad, algo que hace a la esencia de la organización social.En Estados Unidos la facción más radical del partido republicano, el Tea Party, ha lanzado una cruzada contra el déficit público, al que se culpa de la ruina de la economía norteña.Un Estado glotón, que gasta mucho más de lo que gana, es objeto de la furia de estos republicanos, quienes llaman a una rebeldía fiscal a sus compatriotas. Se trata, dicen ellos, de una segunda independencia nacional.Porque la primera surgió como una protesta de los colonos norteamericanos contra los excesivos impuestos sobre los productos básicos, fijados por la madre patria Inglaterra.El nombre de "Tea Party", justamente, hace referencia al movimiento anticolonialista de finales del siglo XVIII llamado Motín del Té de Boston (o "Boston Tea Party"), que protestaba por la aprobación de los impuestos al té, sin tener representación en el parlamento británico.Que la cuestión de los impuestos ha vuelto al ruedo lo marca el hecho de que algunos millonarios de los países denominados ricos se han ofrecido a pagar más impuestos.Mientras el Tea Party reclama un ajuste al gasto y cero impuestos, el magnate norteamericano Warren Buffett pidió al Capitolio que aumente la presión fiscal sobre sus compatriotas más prósperos."Dejen de mimar a los súper ricos", es el título de la inusual propuesta que Buffet publicó en The New York Times, dándole así un espaldarazo a la estrategia del presidente demócrata Barack Obama de paliar en parte el déficit con más fiscalidad hacia las grandes fortunas."Mientras las clases pobre y media lucha por nosotros en Afganistán y mientras la mayoría de los estadounidenses luchan por llegar a fin de mes, nosotros, los súper ricos, seguimos teniendo extraordinarias exenciones fiscales", escribió Buffet.Esta conducta de millonarios interesados en prestar ayuda al fisco se viene repitiendo en países europeos. Por ejemplo en Alemania, donde un Club de Ricos se dirigió en 2009 a la canciller Angela Merkel proponiendo pagar un 10% de sus ingresos en forma de un "impuesto a los ricos" durante 10 años.¿Cómo se justifica la existencia de los impuestos? Una de las respuestas asegura que es el precio que hay que pagar por vivir en una sociedad organizada.Y uno de los elementos esenciales de esa sociedad es el Estado, al cual inevitablemente hay que financiar. Así, los propietarios de un bien (el dinero lo es), por el hecho de vivir en sociedad, se obligan a aportar una parte de su renta para ser aplicada socialmente.La historia de la humanidad, en distintas épocas y geografías, ha estado marcada por la bronca impositiva. Los reyes absolutistas cobraron impuestos cada vez más pesados para sostener a sus Estados pero también a sus cortesanos, a su modo de vida y a sus guerras.De hecho la Revolución Francesa tuvo una génesis ligada a la presada carga fiscal que representaba, para muchos bolsillos, el sostenimiento de las clases encumbradas del antiguo régimen feudal.La intolerable presión impositiva fue el caldo de cultivo de un sacudón de proporciones que, finalmente, golpeó los cimientos de Occidente. Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, tuvieron base fiscal.Pero muchos antes, Inglaterra había realizado toda una innovación institucional para, justamente, dirimir la cuestión de las cargas y distribución impositiva. Así nació, en 1648, la monarquía parlamentaria, que le restaba al rey el poder omnímodo sobre los tributos.
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