La disyuntiva entre seguridad y libertad
Se trata de una división de opiniones en uno de los debates clásicos que se plantea toda sociedad: ¿qué está antes: la seguridad o la libertad?Hay quienes creen que el hombre siempre se ve muy tentado a descartar la libertad a favor de la seguridad y de los beneficios materiales. Preferiría por tanto vivir en un régimen político que le garantice un plato de comida, aunque al precio de someterse a él sin chistar.Aquí la "libertad" sería vista como un lujo inaceptable cuando la inequidad social conduce a algunas personas a morirse anémicas. "La única libertad que existe en el capitalismo es la de morirse de hambre", han proclamado los socialismos de todos los tiempos.Quienes han padecido los regímenes totalitarios (de derecha y de izquierda), y por tanto conocen en carne propia la opresión sobre las conciencias, tienen una percepción distinta: nada justifica, ni siquiera el orden social más injusto, el recorte de libertades individuales y sociales, sostienen.El tópico aborda un problema clave de la filosofía política: la relación entre el individuo y la comunidad. ¿Son dos realidades antagónicas? ¿El individuo es anterior a la colectividad o al revés?Si la colectividad tiene más derecho sobre el individuo el dilema libertad versus seguridad, se disuelve a favor de este último: habría entonces que sacrificar los deseos individuales, porque hay que garantizar la seguridad del conjunto, por lo general a través del Estado.Hay quienes piensan que Jacobo Rousseau, autor del Contrato Social, no supo resolver el dilema. Sus críticos dicen que mientras por un lado sostenía que el hombre nace libre y sólo debe obedecerse a sí mismo, por otro lado exigía que todos renunciaran a sus derechos individuales a favor de la ambigua "Voluntad General".Quien no tuvo problema en concederle todo el poder al Estado fue el inglés Thomas Hobbes, para algunos el padre intelectual de todos los totalitarismos. Su razonamiento es que los seres humanos son criaturas mezquinas y egoístas, a las que sólo les interesan sus propias supervivencia y prosperidad.Los individuos, por tanto, abandonados a su propio instinto, son criminales en potencia, viven en estado de discordia permanente, y sólo pueden ser sometidos por un poder policial superior."Mientras los hombres vivan sin un poder común que los atemorice, se hallan en la condición que se denomina estado de guerra; una guerra tal que enfrenta a todos contra todos", escribió.El sociólogo contemporáneo Zygmunt Bauman sostiene que ya no hay nada sólido ni seguro en la actual sociedad. "En nuestra época, la angustia aterradora y paralizante tiene sus raíces en la fluidez, la fragilidad y la inevitable incertidumbre de la posición y las perspectivas sociales", escribió.Vivimos un tiempo donde todavía no están claras las estrategias para manejar los propios miedos y angustias. En este contexto, sostiene Bauman, el dilema seguridad versus libertad se ha agudizado.El terrorismo y las acechanzas que se ciernen sobre los poderes políticos, los conatos de anarquía social, han generado paranoia entre algunos gobiernos, que así reivindican mayor ingerencia.En Estados Unidos, por ejemplo, ante el peligro de ataques terroristas, la mayoría de los ciudadanos, estaría dispuesta a darle más atribuciones al gobierno, para garantizar seguridad, aunque eso restrinja libertades.Pero una cosa no debería excluir a la otra. Como dice Bauman "no es posible ser realmente libre si no se tiene seguridad, y la verdadera seguridad implica a su vez la libertad".
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