La economía atraviesa un período complicado
Los asalariados que pujan por indexar sus ingresos por un lado, y los inversionistas nerviosos que temen un default por otro, revelan que la economía sufre tensiones en sus extremos.Tanto la movilización de ayer de varios gremios como el conflicto que vienen protagonizando prefectos y gendarmes, son síntomas de que la inflación está erosionando objetivamente el poder de compra del salario.Argentina ha logrado recuperar niveles de empleo e ingresos desde el dramático piso de 2002. Los éxitos electorales del oficialismo están, de hecho, muy vinculados a esta realidad.Aquél que no tenía trabajo y pasó a tenerlo recuperó bienestar económico. Sin embargo, a medida que se aleja el recuerdo del desempleo, la cuestión de la inflación y su impacto negativo sobre el salario empieza a cobrar importancia.Richard Easterlin, un especialista que estudia la relación entre economía y psicología, sostiene que los niveles de satisfacción material tienen rendimientos decrecientes.A esto le llamó el "ciclo hedónico": una vez que alguien consigue cierto nivel de bienestar material, se acostumbra con rapidez a su nueva situación, a la cual empieza a considerar natural.A partir de allí mide su satisfacción en otros términos. Siguiendo esta lógica, cabría suponer que el asalariado argentino que obtuvo empleo (que antes no tenía) centra sus aspiraciones ahora en mejorar sus ingresos.La insatisfacción le llega cuando comprueba que no puede escalar más niveles y encima ve su poder adquisitivo erosionado por la inflación.El conflicto sobreviene al no poder compensar con aumentos salariales la suba de los precios de los bienes que consume. Más allá de que hay trabajadores sindicalizados que han logrado empatarle al costo de vida, el punto es que otros no.¿No reside aquí el conflicto con los agentes de seguridad? ¿Y no está el sector público en su conjunto reclamando lo mismo? Por otro lado, para amortiguar el descontento, el Estado resuelve pagar "montos no remunerativos", lo que generan distorsión en todo el sistema salarial (de activos y pasivos).Blanquear la situación sin afectar el ingreso de bolsillo (que es lo que piden los uniformados) supone un sobre costo que pone en crisis el fisco. Cuando estos casos individuales van a los tribunales, donde se denuncia que el Estado paga salarios "ilegales", los jueces disponen actualizaciones según lo marca la ley.A todo esto, después de que Chaco pagara en pesos (al tipo de cambio oficial) el vencimiento de un bono pactado en dólares, la alarma se prendió entre los inversionistas con títulos públicos argentinos.La decisión del distrito que gobierna Jorge Capitanich fue interpretada por el mercado como una cesación de pagos técnica. ¿Qué va a pasar con los otros títulos públicos emitidos en dólares que cotizan en el mercado local?Que esta pesificación compulsiva de los bonos en dólares se convierta en un antecedente, preocupa a los operadores financieros.Hay que pensar que en el último tiempo los Estados provinciales han salido a buscar plata en el mercado privado a través de la emisión de bonos. Es deuda que prometen pagar al poseedor bajo determinadas condiciones (monto, tipo de moneda, interés y demás).Un cambio unilateral en la cancelación (como pagar en pesos una obligación pactada en dólares), instala dudas sobre la capacidad de pago del deudor estatal, creando las condiciones para que este mercado de crédito se cierre.La economía, en suma, está atravesando tensiones en ámbitos tan dispares como el laboral y el financiero.
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