La economía oculta tras la venta informal
La existencia de las saladitas, de los puestos ilegales y de los tours de compras por fuera del circuito mercantil expresa a una economía subterránea consolidada.El auge de las ferias urbanas informales está fortaleciendo el desarrollo de un sistema subyacente en la economía argentina, que corre paralelo al mundo formal.Si bien estos formatos son una fuente de generación de empleo, y su desmantelamiento implicaría dejar sin ingresos a miles de hogares, por otro lado sus efectos colaterales sobre la economía formal son negativos.El comercio que cumple con sus impuestos, por ejemplo, repudia lo que cataloga como una competencia desleal. Eso es lo que piensa la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).La entidad acaba de publicar datos sobre el impacto de estas ferias en la economía de Entre Ríos. Dice haber encontrado 372 puestos irregulares (saladitas) y 410 vendedores informales en 36 ciudades de la provincia.A eso deben sumarse los vendedores en las oficinas públicas. Es gente que recorre las reparticiones del Estado cerrando un promedio de ventas diarias de 1.500 pesos.Eso representa una facturación mensual de 3.150.000 pesos, según las estadísticas de la Federación Económica de Entre Ríos (FEDER) cuyo titular, Jorge López, dijo que la situación creada por el comercio ilegal es "insoportable".Los técnicos de esa institución informaron que a nivel provincial están funcionando 63 agencias que organizan viajes de compras a grandes centros de venta que, en la mayoría de los casos, son también irregulares.En el informe de la CAME, en el capítulo reservado a Entre Ríos, se habla de que "a pesar de las ordenanzas logradas en distintas localidades entrerrianas para normalizar el funcionamiento de las ferias no artesanales, estos formatos insisten en radicarse en la provincia".Allí se afirma que "una de las ciudades amenazadas actualmente es Rosario del Tala, donde pretende instalarse una Saladita". Según la entidad que nuclea a las pymes, ya funcionan once saladitas en la provincia, cuatro en Paraná, dos en Concordia, en tanto hay al menos una en Nogoyá, Victoria, Chajarí, Villaguay y La Paz."La venta ilegal sigue ganando mercado en la Argentina. En octubre, se detectaron 370 saladitas en el país, 35 más que en julio", resaltó el relevamiento que realizó la CAME en 160 ciudades de las 24 jurisdicciones.Paralelamente en esas ciudades se relevaron 12.137 manteros y mesiteros en la vía pública. Los datos indican que mientras las saladitas facturan 915 millones por mes, los manteros recaudan 350 millones.Proyectando esas cifras de ventas en las más de 450 saladitas que se estima estarían funcionando en Argentina y los más de 65.000 puestos ilegales a lo largo de su geografía, la venta ilegal alcanzaría los 2.200 millones de pesos.Las ferias urbanas informales "no solo crecen y se fortalecen, sino que vuelven visible una parte de la economía oculta y la sociedad las incorpora como un mercado más, sin penalidad moral", reza un estudio elaborado por Victoria Giarrizzo, docente investigadora de la UBA.Pero esta "convalidación social de la informalidad debilita la 'moral tributaria', que es una condición necesaria para combatir la evasión en una sociedad"."Así, el Estado no solo pierde control de ese espacio económico que aporta poco al sistema tributario, sino que la producción y venta informal se fortalecen, agravando el problema central, que es la evasión tributaria y el empleo no registrado, dos temas graves en la Argentina", concluye la académica.
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