La escasa inclinación por las ciencias aplicadas
¿Salen de las universidades egresados con formación científica y técnica en sintonía con el "modelo de acumulación productiva diversificada", según la definición del gobierno?El término "productivo" se define por oposición a especulativo, y la expresión "diversificada" por oposición a primarización, según los teóricos del oficialismo. En otras palabras, la aspiración oficial pasaría por "reindustrializar" al país.Lejos en teoría, por tanto, de una economía que pretenda vivir de renta (sea financiera o agraria). El modelo al que se aspira, en cambio, retomaría el viejo sueño industrialista del primer peronismo y del desarrollismo luego.Desde este paradigma, al explicar el atraso de Argentina, se suele afirmar que le costó subirse a la revolución científico-técnica, la misma que engrandeció a los llamados países centrales.Ahí estaría la clave, en suma, del subdesarrollo nacional. Es decir, en la incapacidad científica inveterada de un país que nunca apostó en serio por la ciencia.Esta es una de las razones históricas, según esta lectura, por las cuales no tuvo industria ni produjo científicos (cuando los tuvo, hizo lo posible para que emigraran).Así las cosas, en el reparto de roles mundiales, otros fueron los países que produjeron manufacturas y lideraron el cambio tecnológico. Por tanto, si ahora Argentina pretende recuperar su destino industrial, deberá reconstruir su capacidad científica.La pregunta es, ¿la oferta educativa está dando profesionales vinculados a las ciencias duras, la matemática, la física y la ingeniería, alrededor de las cuales se asienta el desarrollo científico-técnico?Hace poco el presidente de la Academia Nacional de Ingeniería, Oscar Verdé, advirtió que lo que sale de las universidades no se corresponde con el modelo neo-desarrollista.Al respecto, dijo que en las últimas décadas el universo de ingenieros nacionales "ha disminuido en forma alarmante dentro del ámbito universitario", señalando que el interés de los estudiantes argentinos pasa por economía, abogacía, medicina y psicología."Por año y por cada millón de argentinos egresan de las universidades nacionales 484 profesionales de las facultades de Economía y Administración, 251 de Abogacía, 141 de Medicina, y 112 de Psicología. De la facultad de Ingeniería sólo lo hacen 87 por año", destacó.El académico se mostró preocupado por el déficit que afecta particularmente a las carreras universitarias de las Ciencias Aplicadas (arquitectura, bioquímica, farmacia, ciencias agropecuarias, industria, informática, ingeniería)."Mientras en Ciencias Sociales el reclutamiento de nuestros estudiantes supera los 150.000, en las Ciencias Aplicadas el registro apenas supera los 85.000", afirmó.Verdé, al parecer, suscribe la teoría de que la base del subdesarrollo del país es el subdesarrollo científico-técnico. "Los grandes países del mundo, mucho antes de arribar al podio del desarrollo y la supremacía, advirtieron sus necesidades internas, estudiaron sus posibilidades de crecimiento, eligieron sus caminos evolutivos, planificaron y estimularon la potencialidad de las ciencias que iban a conducirlos al éxito como naciones pujantes y productivas", razonó.Y añadió: "Es tan pernicioso para un país carecer de profesionales de las ciencias aplicadas, como asistir al exceso de egresados de una carrera que al ingresar en el ámbito de la competencia sólo encuentras frustración y falta de trabajo".El modelo universitario, que genera un determinado tipo de profesional, ¿se corresponde con el "modelo de acumulación productiva diversificada"?
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