La expansión china en Latinoamerica
En las últimas décadas China ha extendido su influencia económica en América Latina, desplazando en parte el liderazgo de Estados Unidos y de Europa en la región.El dato geopolítico clave es que la primera década del siglo XXI ha supuesto su irrupción en Latinoamérica. En estos años el comercio entre ambas regiones atravesó un auge sin precedentes.China tiene aspiraciones hegemónicas globales. Y tiene necesidad de alimentos y energía, dos materias primas clave que le ha venido proporcionando hasta acá Latinoamérica.Además de tener un comprador, los países de la región han hallado en la potencia asiática a un prestamista solvente, que suele asistir a los bancos centrales en problemas.Desde el punto de vista geopolítico, de la lucha por la supremacía mundial, los analistas coinciden en señalar que China se ha lanzado a disputarles a Estados Unidos y Europa la influencia sobre la región.Desde el comienzo del boom de las materias primas, el gigante asiático pasó a tener una fuerte influencia en el comercio regional. Ahora mismo, por caso, es el principal socio de Chile, Perú, Ecuador y Brasil, países que históricamente estuvieron bajo la órbita comercial norteamericana.En el caso de Argentina, China se ha convertido en el principal comprador de soja, el commodity estrella de estas pampas. Pero también aparece como un socio financista.Según el actual embajador argentino ante Pekín, Diego Guelar, China financiará obras de infraestructura por 25.000 millones de dólares en los próximos 5 años."Hoy centralmente, si analizamos que dos hidroeléctricas, dos centrales nucleares, y seguramente un 70% de lo que van a ser las licitaciones de energía solar y eólica, son chinas, podemos decir que el modelo energético argentino de los próximos 20 años estará muy ligado a la asociación con China", sostuvo el embajador.Por otro lado, Guelar afirmó que el coloso asiático aparece como un socio financiero, a partir de la asistencia de yuanes equivalentes a 11.000 millones de dólares al Banco Central argentino (swap), acordada por el gobierno kirchnerista.Pero la relación entre China y América Latina no es idílica ni mucho menos, ya que en términos macroeconómicos es claramente asimétrica. Hay que pensar que el 80% de los embarques desde la región hacia el país asiático son materias primas, en tanto que los chinos venden manufacturas y capital.El resultado de la balanza comercial, así, favorece netamente a China. Durante su reciente a visita a ese país, el presidente Mauricio Macri admitió que el déficit comercial es de unos 6.000 millones de dólares en detrimento de Argentina.Para algunos analistas este dato confirmaría la hipótesis según la cual América Latina cambió de dueño: ha suplantado el "imperialismo" norteamericano por el chino."Si se analiza cualitativamente, se ve que los discursos de los oligarcas chinos o de los dirigentes latinoamericanos sobre la relación win-win (ganamos todos) son una ilusión", refiere Franck Gaudichaud, profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Stendhal-Grenoble.En su opinión, "lo que se está generando es un nuevo mapa geopolítico en el cual China es también un actor imperial en la región, conquistando tierras agrícolas, recursos y materias primas para alimentar una economía en permanente crecimiento a través de la soja de Brasil y Argentina, el cobre de Chile o el petróleo de Venezuela, además de vender sus productos manufacturados de bajo costo, a menudo de baja calidad y producidos por millones de explotados en China y Asia".
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