La India, ese enigmático país
Decir India es evocar al Mahatma Ghandi, al Ganges, la religión del hinduismo, los pobres de Calcuta. Pero también a una potencia emergente en el mundo económico y tecnológico.A decir verdad, para los ojos occidentales la India aparece como un sitio fabuloso y enigmático. Una imagen que se apoya en tradiciones milenarias, el yoga y las mil lenguas.Una sociedad que estuvo organizada por un sistema de castas, según lo establecían los Veda, los libros sagrados de este pueblo. Y de acuerdo al cual los "intocables", el grupo social más desfavorecido, aún llevan la marca de la miseria.Sabemos de los pobres de la India por la acción caritativa de esa monja extraordinaria que fue la Madre Teresa de Calcuta. Por otro lado, ¡ésta es la tierra de la fe por excelencia!.El hinduismo tiene aquí su asiento. De esta religión sabemos, por ejemplo, que protege a las vacas. Una creencia que para nosotros los argentinos, tan carnívoros, nos resulta harto extraña.¿Por qué en la India las vacas, que podrían paliar la desnutrición y la miseria alimentaria de una población muy pobre, son sagradas e intocables?. Todo es muy contradictorio: en este país conviven más de 316 millones de hambrientos, con la mayor población de vacunos del mundo.Pero entre un cuarto y la mitad son animales enfermos, inútiles, desnutridos, que vagan por los campos o que entorpecen el tráfico en las ciudades.A pesar de la necesidad de proteínas, minerales, calorías y vitaminas que padecen, los hindúes se niegan a comer carne. Su religión, que regula los hábitos alimenticios de los fieles, se los prohíbe.¡Y qué decir del Mahatma Ghandi, el padre de la independencia de la India, el predicador de la "resistencia pasiva", de la desobediencia civil, instrumentos con los cuales el país rompió con el estatus colonial inglés!Para muchos, Ghandi (1869-1949) ha sido uno de los líderes mundiales más importantes del siglo XX. Fue él quien, a poco de concluida la Segunda Guerra Mundial, logró que Gran Bretaña concediera la independencia al país.Entonces éste se dividió en dos grandes Estados: India, de población hindú, y Pakistán, habitado por musulmanes. Por desgracia, las relaciones de ambos Estados no es cordial: el odio racial y religioso de sus poblaciones origina frecuentes choques.Días pasados la presidente de la Nación, Cristina Kirchner, visitó la India. El propósito: estrechar lazos comerciales y técnicos con ese país. ¿Cómo? Pues sí: hoy la India lidera las industrias tecnológicas, la investigación y la ciencia de punta.La modernidad es otro rasgo del país que no deja de sorprender. Su economía es vista como una potencia emergente dentro de la globalización. Una irrupción semejante a la de China.La India tiene 3.960 instituciones de ciencia y desarrollo, según cuenta la columnista Nora Bar, en La Nación. Posee más de 160 universidades, más de 30 instituciones de alto nivel y 10 institutos nacionales, que producen anualmente alrededor de 18.700 doctorados (el 66,8% se gradúa en ciencia pura).Con el 75% del aporte a cargo del Estado, mantiene grupos de excelencia en áreas de frontera, como la biofísica molecular, la neurobiología, la superconductividad, los materiales avanzados, los métodos numéricos para la predicción del tiempo.Diseña, construye y opera reactores nucleares, desarrolla un avanzado programa espacial que lanza satélites de hasta 1.000 kg. Construye supercomputadoras y tiene proyectos para la producción de aviones ligeros. Sus registros de patentes crecieron de 8.503, en 2001, a 28.940, en 2007.La India, el país donde coexisten el pasado milenario y la sociedad del futuro.
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