La institucionalización de la mafia
Llamo urgente a un abogado porque me cuesta creer lo que estoy leyendo. Tengo ante mí el convenio que el Sindicato de Camioneros obligó a firmar a las principales empresas del país, y que ahora pretende que firme Baggio. Osvaldo A. Bodean* Opinión ¿Tendrá algún fundamento jurídico que una empresa transportista se quede sin poder trabajar porque el gremio no le extiende un "Certificado de Libre Conflicto Gremial"? ¿En qué ley, en qué Constitución, en qué manual de derecho puede fundarse semejante dislate: que una empresa para trabajar dependa de que un gremio le otorgue, si se porta bien, algo así como un certificado de buena conducta, válido por seis meses?Antes de marcar el número de teléfono de un abogado con impecable trayectoria en cuestiones laborales, pienso que debo ser yo que estoy loco o que soy un ignorante de cuestiones legales. Trato de convencerme que esto debe tener algún asidero jurídico para que grandes compañías lo hayan firmado.Pero no. No estoy loco ni soy tan ignorante. El especialista en derecho casi no me deja terminar la pregunta: "lo del certificado de libre conflicto gremial es una aberración. No tiene respaldo normativo. Es la institucionalización de la mafia".Quede claro que estoy hablando con un hombre prudente en sus apreciaciones, equilibrado, acostumbrado a los conflictos, sabedor de que siempre hay pedazos de verdad esparcidos entre las partes y que es necesario reconocerlas. Pero esta vez su tono es categórico.Fundamentando su juicio, me explica que el contralor sobre las transportistas, que el Sindicato de Camioneros obliga a hacer a las grandes empresas, convirtiéndolas en fiscalizadoras, debe ser efectuado por los organismos competentes, utilizando los procedimientos y aplicando las sanciones previstas en las leyes.Abundando en detalles, me cuenta que la ley de contrato de trabajo, en su artículo 30, hace a una empresa solidariamente responsable del cumplimiento de las obligaciones laborales de otra sólo en aquellos casos en que le delega tareas que le son propias. O sea, únicamente cuando se trata de una tercerización.En cambio, insiste el abogado, convertir a una firma en policía del trabajo para controlar si las transportistas que le traen los insumos tienen o no tienen el certificado de libre deuda y libre conflicto gremial, extendido por el mismísimo gremio de los camioneros, es una ilegalidad absoluta.Corté la comunicación y primero pensé en Moyano y sus responsabilidades. Después, centré la mirada en Néstor y Cristina Kirchner, ambos cómplices visibles, y, por el cargo que detentan, máximos responsables de estos atropellos que quiebran el estado de derecho e instauran la ley de la selva.Pero enseguida vino a mi mente la figura de los grandes empresarios que han cedido al apriete. Algunos porque sintieron que no les quedaba otra para mantener sus empresas abiertas. Otros, porque tienen demasiados negocios en común con el poder. No pocos, seguro, porque están en falta en muchas cosas; tienen demasiada ropa sucia que ocultar.La extorsión funciona mejor entre corruptos, que tienen de dónde tenerse mutuamente prendidos.Entre estos seguramente están los que se borraron cobardemente de la lista de firmantes del documento de la Iglesia sobre la pobreza, sólo para no incomodar a Cristina.Después me pregunté por el poder judicial y por los fiscales especialmente. ¿No pueden actuar de oficio cuando se impide trabajar a una fábrica? ¿O también ellos tienen miedo a que el poder les saque trapitos al sol?Decidí frenar allí la lista de los que ceden a las extorsiones, porque es interminable y seguro no se salvan ni los periodistas, y ni siquiera algún que otro clérigo.Una pregunta me taladró la mente: ¿quiénes son más culpables, los extorsionadores o los que se dejan extorsionar, avalando que la sociedad funcione con códigos mafiosos?Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se les parecen y que se merecen. Y los extorsionados, conscientes o inconscientemente, ¿no será que también tienen los extorsionadores que se merecen y que se les parecen?¿Cómo se sale de este círculo vicioso? No es simple, pero tampoco imposible. Hay que desarticular la trampa del "no se puede", del "no te metas porque saldrás manchado", que paraliza.Se trata de dominar los miedos y volver a participar, para generar espacios de comunidad donde no rija la extorsión, aunque la cancha esté embarrada y sepamos que vamos a ser salpicados. * Columnista de diario El Entre Ríos, Colón. Publicado en ese medio el martes 20 de abril
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