La memoria, sin la cual no seríamos
¿Qué sería de alguno de nosotros si de repente la memoria dejase de funcionar, si se borrase así el contenido de nuestro pasado? A poco que lo consideremos, concluiríamos que vivir sin historia equivaldría a dejar de ser.La psicología enseña que la memoria es una dimensión de la condición humana, que cumple una función esencial en la elaboración y experiencia de la propia unidad y continuidad del yo.Lo que determina a un hombre, lo que lo hace uno y no otro, el que es y no el que no es, se vincula con este acervo de uno mismo, en el plano del tiempo.¿Soy o no el que era hace veinte años? Parece indiscutible que el que soy hoy proviene, por una serie continua de estados de conciencia, del que era en mi cuerpo hace veinte años.Este dato hace decir al español Miguel de Unamuno que "la memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición lo es de la personalidad colectiva de un pueblo".Y añade: "Se vive en el recuerdo y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo de nuestro recuerdo por perseverar, por hacerse esperanza, el esfuerzo de nuestro pasado por hacerse porvenir".Desde esta perspectiva, romper con la continuidad del pasado, o hacerse incapaz de recuperar lo vivido, supondría vivir como si todo comenzara de nuevo cada día, instalarse en un eterno presente.Ahora bien, ¿cómo aprovecharíamos en ese caso todo lo que hemos aprendido, desde caminar hasta hablar? ¿Dónde quedaría toda le experiencia acumulada con los años, que se fue grabando en nosotros?Al respecto otro español, Ortega y Gasset, considera que el hecho de que la historia humana no pueda nunca comenzar de nuevo, es lo que la separa radicalmente de la historia animal.En base a los estudios de Köhler y otros sobre el chimpancé y el orangután, sostiene que esos animales se encuentran cada mañana con que han olvidado casi todo lo que han vivido el día anterior, y su intelecto tiene que trabajar sobre un mínimo material de experiencia."El tigre de hoy es idéntico al de hace seis mil años, porque cada tigre tiene que empezar de nuevo a ser tigre, como si no hubiese habido antes ninguno", afirma Ortega.El hombre, en cambio, "no es nunca un primer hombre: comienza desde luego a existir sobre cierta altitud de pretérito amontonado". Y de hecho, dice el español, aquí reside el "tesoro único del hombre, su privilegio y su señal".Entre otras razones porque gracias a la memoria, dice, el hombre puede afirmar o corregir. "Lo importante es la memoria de los errores, que nos permite no cometer los mismos siempre".Últimamente, los analistas de la cultura reflexionan sobre cómo la tecnología ha provisto al hombre de medios que de alguna manera reemplazan o hacen aparentemente innecesaria la memoria.Ya el filosofo Platón incursionó en este debate, cuando en defensa de la oralidad impugnó la aparición de la escritura, a la cual veía como un artificio llamado a crear olvido en las personas.Y esto "al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos".Entre nosotros Jorge Luis Borges, en su célebre cuento "Funes el memorioso", nos recuerda no obstante que tan importante como poder recordar es también poder olvidar.Allí Ireneo Funes, que lo recuerda todo, no podía pasar por alto lo irrelevante, ni establecer asociaciones, ni construir ideas generales de las cosas. Pero ésa es la otra función de la memoria: sepultar en el olvido parte del pasado.
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