La meta de erradicar los asentamientos
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El plan oficial de dotar de un techo propio a familias que viven en asentamientos precarios en la periferia de Gualeguaychú es un paso importante en orden a corregir la exclusión urbana.Se prevé en una primera fase encarar una solución para 80 grupos, en un terreno de 13 hectáreas situado en la zona rural de Costa Uruguay Sur. Según se informó, en los próximos tres años se habrá resulto la situación de 230 familias que están en esta condición.El esquema se asienta en la provisión estatal de terrenos, que según las autoridades es el principal escollo para el desarrollo de las viviendas sociales. La idea es que algún miembro del grupo humano beneficiado integre las cooperativas de trabajo existentes, que son las que encargarán de construir las viviendas.Paralelamente, el plan apunta al auto-sostenimiento familiar, mediante la puesta en marcha de emprendimientos de producción propia, a través de huertas y gallineros.La expansión de asentamientos poblacionales espontáneos en la periferia de Gualeguaychú, protagonizada por grupos familiares carenciados, ha generado un fenómeno social dramático.Hijas de la pobreza extrema, algunas familias vienen ocupando irregularmente predios, pidiendo sobre todo un techo donde vivir. Muy pronto se agregan otros grupos, formándose así una comunidad con perfiles propios."Es cierto que nosotros ocupamos un terreno que no es nuestro, pero la gente muchas veces te juzga de manera cruel sin saber lo que estamos viviendo", declaró a este diario Leonela Corbould, una madre joven de dos hijos, quienes desde hace tres años habitan el asentamiento Norte, entre Boulevard Montana y 1°de Mayo.La pobreza urbana siempre ha existido localmente, pero lo que es inquietante es la presencia de estos "ocupas", que reproducen una anomia preocupante en la periferia de Gualeguaychú.Llama la atención, por lo pronto, el deterioro en el que vive esta gente. Se diría que han sido alcanzados por la indigencia. Las casitas precarias hechas de chapa, plástico o cartón, son un símbolo inequívoco de precariedad extrema.En realidad estos asentamientos se están convirtiendo en un problema para otras ciudades de la provincia. Se expanden en sus bordes en terrenos marginados que están en los límites de las zonas urbanas.Según los expertos, el peligro es que ante la complejidad del problema se opte por dejar las cosas como están, e incluso darle carta de ciudadanía construyendo al interior de estos espacios.Por lo visto el Estado ha decidido otra solución: la relocalización de esta población carenciada - a la cual se dotaría de un terreno y techo propio-, dentro de un plan de inclusión urbana.Se trata de una medida acertada que va en línea con el concepto de justicia social, desde el momento que busca sacar a flota a familias que viven en condiciones indignas de habitabilidad.Ahora bien, paralelamente cabría preguntarse si esta estrategia remueve el problema de fondo que es la crisis habitacional que afecta a tantos sectores. ¿Se impide con esto, por caso, que los que están más abajo en el escalón social, sin tener dónde vivir, sigan optando por convertirse en intrusos?En este sentido, no debe perderse de vista que en Argentina la creación de vivienda va a la zaga del crecimiento poblacional, y son muchos los argentinos que no pueden acceder al techo propio.De hecho así como existen los asentamientos, en Gualeguaychú hay alrededor de 3.500 familias anotadas en el IAPV deseosas de convertirse en propietarias.
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