La perspectiva de elegir el mal menor
Las personas tendemos a justificarnos ante los demás cuando elegimos un curso de acción. Una de las teorías que prevalece, al respecto, es la de "el mal menor". La mayoría de las veces asumimos que nuestra conducta está inspirada en valores éticos. Así nos mostramos veraces (contra la mentira), amantes de la vida (contra la muerte) y solidarios con los demás (contra el egoísmo).Pero en la vida real las elecciones morales (todas las conductas lo son) no se presentan tan simples ni lineales. Además lo que hacemos no siempre está inspirado en la voluntad de bien, aunque uno tienda a disfrazarlo así.¿Cuántas veces la ética de la conveniencia personal o grupal (por cuestiones económicas o de poder) nos lleva a justificar lo injustificable, a aceptar lo inadmisible, a asumir una actitud negacionista de la realidad, llamando blanco a lo que es negro, o a encontrándole virtudes a actos perversos?Uno de los grandes dilemas éticos es el conflicto que se plantea cuando ninguna opción disponible convence. A veces nos encontramos ante situaciones en las que nos vemos obligados a elegir entre alternativas desagradables.Se trata de casos que ponen radicalmente a pruebe nuestras intuiciones, casos que nos dividen entre opciones nefastas, ante las cuales sin embargo tenemos que escoger.Veamos un ejemplo: Dos hermanos siameses morirán con toda seguridad a menos que se sometan a una operación quirúrgica para separarlos. La necesaria operación ofrece un pronóstico excelente para uno de los siameses, pero para ello es necesario que el otro gemelo muera. ¿Qué hacer: operar o no?Para salir de este dilema ético, algunas personas podrían inclinarse a adoptar la teoría de la opción menos mala, que podría formularse así: ante el hecho de tener que escoger entre alternativas malas, lo correcto sería desechar el mal mayor, para quedarse con el menor.Aplicando esta teoría al ejemplo de los siameses, se opta por la operación. De esta manera se evita que los hermanos mueran por no hacer la cirugía (mal mayor), aunque implica que uno de ellos morirá (mal menor).La teoría del mal menor plantea problemas difíciles. El primero es, ¿quién califica el mal mayor y el mal menor? Por otro parte, el hecho de escoger por el mal menor no garantiza que, de todas maneras, no sobrevenga el mal mayor.Además, elegir el mal menor, sea como sea, es elegir y hacer el mal. Por ejemplo: ¿dejar morir a un chico es preferible moralmente que dejar morir a dos? ¿Es esa una opción ética?Hay quienes piensan, de todos modos, que aplicada con prudencia y sabiduría la doctrina del mal menor es moralmente inobjetable, y de hecho es el criterio inevitable al que acuden las personas en un mundo que no es perfecto.Se alega que muchas cosas no dependen de nosotros, se imponen a nuestro pesar. Hay situaciones objetivamente lamentables, no evitables, en las que sólo cabe elegir lo que haga menos daño.Esta teoría es muy usada en política, cuando los ciudadanos aducen que votan a equis candidato porque consideran que, dentro de las opciones malas que existen, él resulta la menos mala.El gobernante que miente, en tanto, podría justificarse a sí mismo diciendo que a veces hay que sacrificar el bien de la veracidad para evitar un mal futuro.Pero siempre existe el riesgo del abuso, como sostiene el canadiense Michael Ignatiff, en su libro Democracia y mal menor, al recordar que "los seres humanos son sumamente hábiles para inventar buenas intenciones, ingeniándoselas para desarrollar excusas aceptables en relación a consecuencias atroces" .
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